José Luis Vara Olveira falleció ayer a los 50 años víctima de una grave enfermedad. José Luis estaba considerado el gran capitán del Deportivo después de Fran. El de Carreira disfrutó de casi toda su carrera profesional en la elite del fútbol, tanto español como internacional; el de Esteiro fue el líder del equipo blanquiazul en Segunda División, en un equipo a la deriva durante muchos años. Para exprimir al máximo su enorme talento, se marchó traspasado al Betis en la temporada 1987-88. Lo hizo con la espina clavada, que él siempre decía, de no haber conquistado el ascenso con el equipo en el que se formó y lo vio crecer. Brilló, ya como capitán, del equipo juvenil que estrenó la recién creada categoría nacional, dirigido por Sertucha. Su paso por el Fabril fue fugaz. Muy pronto recaló en la primera plantilla en la que no tardó en hacerse con un hueco que ocupó hasta su marcha.

"José Luis fue un gran futbolista, vital para la salvación de aquel equipo que yo entrenaba en la temporada 1981-82", recuerda Luis Rodríguez Vaz, que se tuvo que hacer cargo del primer equipo tras la destitución de José Martínez. "José Luis tenía unas condiciones técnicas y físicas impresionantes, pero destacaba por encima de todo por su compromiso con el equipo y su influencia positiva en el vestuario. Como entrenador, era un gran compañero de sus compañeros", añade.

"Se fue un muy buen amigo, un buen deportista y un mejor futbolista. Era un grande del fútbol", comenta Arsenio Iglesias. Lo tuvo a sus órdenes durante tres temporadas, entre ellas la 82-83, aquella en la que el equipo coruñés se quedó a las puertas del acenso tras perder en Riazor frente al Rayo Vallecano (1-2). Arsenio fue su entrenador y fue mucho más que eso: su amigo.

Estaba afectado el técnico de Arteixo, como también Jaime Agulló. Compañero durante varias temporadas en el equipo blanquiazul y amigo íntimo desde entonces: "Todo lo que puedo decir es poco. Era un fenómeno en todos los aspectos. Con una fuerte personalidad y, por encima de todo, un grandísimo amigo", explica el que había sido exquisito interior deportivista.

Casi todos sus antiguos camaradas, aquellos con los que compartió vestuario durante tantas temporadas, pasaron ayer por las instalaciones de Servisa. Faltaron algunos que esta mañana no faltarán, entre ellos Vicente Celeiro. "El recuerdo que me queda es el de la alegría. Tengo muy presente en la memoria una fotografía del día siguiente a mi debut con el primer equipo ante el Tenerife. Yo aparecía celebrándolo en el colo de José Luis. Para mí el mejor, como futbolista y como persona. Sólo puedo decir cosas buenas de él, porque son realidad y porque además a todos los jóvenes siempre nos ayudó muchísimo. Me quedo con la imagen de la alegría", dice el delantero de Vilalba.

La emoción corta las palabras de los que fueron sus compañeros y sus amigos. Muchos estarán esta tarde en Esteiro, villa natal de José Luis (05/10/58), donde será enterrado. Traba, Mauri, Portela, Ballesta, Castro, García, Jorge, Gil... muchos otros que seguían manteniendo relación con el ex interior deportivista.

Lotina tuvo ayer palabras para el ex capitán. "Como futbolista fuimos rivales cuando yo estaba en el Logroñés. Era un gran futbolista. Es un día triste para el deportivismo", dijo. Un recuerdo muy especial le llega desde Sevilla, donde vive su gran amigo Antonio Álvarez, quien fue, sin embargo, rival.

José Luis debutó en Primera en un Sevilla-Betis (30/08/87), partido que ganó su equipo (1-2) y en el que marcó el primer gol. Enfrente estaba Álvarez, en el centro de la zaga. Con él mantuvo una fuerte relación una vez ambos se retiraron del fútbol. Tanta que se llegó a decir que el andaluz había recomendando a Caparrós que se llevase a José Luis de segundo, algo que el de Esteiro siempre negó.

Los chavales fueron la gran devoción de José Luis, así fue que se entregó durante muchos años a ellos en las Escuelas de Fútbol Calvo en Carballo, función que compaginó con su labor de técnico, entre otros del Ordes, Malpica, Arteixo, Laracha, Bergantiños, Cerceda y Racing de Ferrol.