Natalia Rodríguez lloró ayer en el aeropuerto de Madrid-Barajas abrazada a su compañera Nuria Fernández, y reconoció que tras pensarlo "más fríamente, la maniobra" que le costó perder la medalla de oro de los 1.500 "fue arriesgada".

"Estoy decepcionada conmigo misma porque en el fondo creo que me equivoqué de táctica", declaró. Asimismo se mostró comprensiva con la Federación Española por no poner un recurso por su descalificación, ya que "en el momento en el que te metes por dentro te expones a que haya problemas".

La corredora confesó que se le ha quedado clavada una espina, y admitió que vivió un momento "muy duro" cuando empezaron a pitarla en el estadio: "No sabía donde meterme".

Tras las declaraciones, Natalia se acercó a su compañera del 1.500 Nuria Fernández para despedirse y ninguna de las dos pudo contener las lágrimas.

En ese momento, Nuria Fernández, que fue cuarta, los pasajeros que había en el aeropuerto se pusieron a aplaudirlas.

Por su parte, Nuria manifestó que la anterior fue una semana de "mucha tensión" y de "mal sabor de boca" por una descalificación, que "no nos podíamos creer. Estábamos todos en estado de shock".

"He quedado cuarta por lo que ha pasado, pero hubiera preferido quedar quinta y que Natalia fuera la campeona, que es lo que se merece", dijo.

En su opinión, si la etíope no se hubiera caído, no hubiera pasado nada.