Dicen que lo que bien empieza, bien acaba, pero el Liceo a punto estuvo de tirar por la borda décadas de sabiduría popular. Porque no pudieron arrancar mejor la liga los verdiblancos. Cuarenta segundos de juego y en la primera jugada en el área del Vilanova, Josep Lamas marcaba el primer gol de la temporada. Parecía que sería una fiesta, pero los catalanes se empeñaron en empañarla y con una efectividad casi del cien por cien, y algo ayudados por los árbitros, que señalaron algunos penaltis más que rigurosos, tomaron la delantera (1-3). Aparecieron entonces los hermanos Lamas para, en sólo dos minutos, empatar el partido. Estuvieron en todas. Josep, el mayor, que ya había hecho el primero, recortó diferencias de falta directa y Eduard empató a pase de Bargalló. El abrazo entre ambos, lleno de rabia, sacaba toda la tensión afuera. Y el Liceo, a partir de ese momento, fue otro, mucho más relajado para hacer valer su calidad y cerrar el partido del debut con un triunfo que costó más de lo esperado.

Nadie dijo que fuera a ser fácil. El Vilanova había ganado en pretemporada por 7-3 al Reus, vigente campeón, lo que daba un aviso de su potencial. Carlos Gil apostó de inicio para contenerles por Eduard Lamas y Jordi Bargalló. En el ataque, los fijos de las dos últimas temporadas, Josep Lamas y Ricardo Barreiros. Bajo la portería, Xavi Malián. Y no pudo empezar mejor el duelo que con el gol de Josep Lamas, que pudo hacer un segundo si el palo no lo hubiese impedido. El Liceo, sin embargo, se relajó. No jugó con la intensidad requerida, bien por ser el estreno, bien por verse por encima en el marcador. El Vilanova dispuso de un penalti, que paró Malián, pero en la jugada siguiente los colegiados volvieron a señalar la pena máxima y Carles Rodríguez no perdonó (m.16). Sólo tres más tarde subió el 1-2 de Francesc Gil con el que se llegaría al descanso, aunque los verdiblancos tuvieron oportunidades, sobre todo un mano a mano de Eduard, para empatar, incluso hubo un momento que Carlos Gil puso a toda su artillería con Matías Pascual, Toni Pérez, Bargalló y Barreiros sobre la pista.

El segundo tiempo comenzó con un penalti a favor del Liceo, que paró Luis Gil a Jordi Bargalló. Pero también con una azul a Josep Lamas y el Vilanova aprovechó la superioridad numérica para asustar con el 1-3 a todo el Palacio. Toni Pérez dispuso de un penalti, que falló por partida doble, primero en el lanzamiento y después en el rechace. Cuando se mascaba la tragedia, llegó el turno de los Lamas. Josep de falta directa y Eduard en el segundo palo a pase de Bargalló empataron y el campeón del mundo culminó la remontada. En tan sólo tres minutos el Liceo había dado la vuelta al marcador. Eduard volvió a mojar y Bargalló sentenció con el 6-3. El Vilanova estaba medio muerto, pero todavía coleaba y Manel García marcó en superioridad (Eduard había visto azul) y Carles Rodríguez gracias a un incomprensible penalti señalado a Sergi Miras. El cinco se desquitó con el tanto que cerró el marcador, un lanzamiento potente desde fuera del área.