Dentro de la plantilla y el cuerpo técnico deportivistas está instalada la sensación de que los rivales, con muy poco, son capaces de hacer mucho daño al equipo. Esto se ha traducido en cinco derrotas en lo que va de campeonato y 21 goles encajados. "Nos están penalizando mucho", resumió el entrenador blanquiazul, José Luis Oltra, al término del encuentro que sus jugadores disputaron ante el Girona el pasado 30 de octubre. Aquel partido, sin embargo, se disputó en Riazor, donde los números son mucho más benévolos con el conjunto deportivista. Fuera de casa, la historia es distinta.

Los de Oltra han encajado 13 tantos lejos de su estadio. Prácticamente la mitad (seis) llegaron antes incluso de que se cumplieran los primeros 20 primeros minutos de juego. En Alcorcón, Elche y Alcoy, los deportivistas quedaron lastrados para el resto del partido por goles en los momentos iniciales.

La traumática derrota en Alcorcón (4-0) abrió una herida en la plantilla que no ha terminado de cerrarse. A los 16 minutos de juego, los blanquiazules ya perdían por tres goles. Agus, Miguélez y Quini dispararon las dudas sobre el modo en el que el equipo afrontaba los partidos lejos de Riazor. A pesar de que los jugadores y el entrenador reconocieron las dificultades experimentadas al comienzo de los partidos fuera de casa, los problemas se mantuvieron posteriormente.

El duelo ante el Alcoyano se presentaba después de la derrota en Alcorcón como una oportunidad de corregir las malas sensaciones. Un gol en propia puerta de Ayoze nada más comenzar el encuentro, a los seis minutos, convirtió las semanas posteriores en un debate continuo acerca de la debilidad del equipo en sus compromisos fuera de casa. El técnico y los jugadores volvieron a insistir en la necesidad de salir concentrados. La conjura pareció hacer efecto y el Deportivo sacó un resultado positivo ante el Córdoba en el Nuevo Arcángel, un campo complicado de antemano. La racha se mantuvo en el siguiente compromiso lejos de Riazor y el equipo consiguió un empate sin goles ante el Murcia. Precisamente estos dos desplazamientos son los únicos en los que los blanquiazules no encajaron ningún gol.

La victoria ante el Celta en el derbi parecía que haría olvidar la irregularidad y los sobresaltos que protagonizaron la trayectoria del equipo desde el inicio de la competición. La visita a Elche, sin embargo, despertó de nuevo las dudas en la plantilla. El equipo acabó cayendo por 3-2 a pesar de levantar dos tantos en el marcador. El modo en el que llegaron los dos primeros goles ilicitanos instaló de nuevo la desconfianza por el modo en el que los jugadores afrontaban sus compromisos lejos de su estadio. Ángel adelantó al Elche en el minuto 16 de la primera parte y tan solo cuatro después, en el 20, Acciari amplió la ventaja. El Deportivo empató el encuentro y hasta discutió la victoria durante la segunda mitad del partido, pero el viaje a Valladolid, donde los blanquiazules no ganaron en sus últimas ocho visitas, servirá para averiguar si se ha superado esta debilidad.