El OAR no puede tener una resaca más alegre tras el fin de semana de su 60 cumpleaños. El club sabía que estos dos días eran claves para calibrar su poderío social y deportivo, y en ambos aspectos la respuesta ha sido positiva.

Deportivamente, la Copa Galicia deja unas sensaciones en el San Francisco Javier difícilmente mejorables. Los coruñeses ganaron tres de los cuatro partidos que disputaron y, además, ante rivales de calibre. En octavos derrotaron al Xiria en el derbi provincial, en cuartos al Teucro, conjunto que milita en una categoría superior, y ayer, en el tercer y cuarto puesto, al Chapela, uno de los principales candidatos a liderar la Primera Nacional, división en la que compite el OAR.

"Eso sí, solo jugamos en casa, aún tenemos que ir a Chapela o a O Rosal", reconoce Pablo Aguirre, el entrenador del club coruñés, que prefiere mantener los pies en el suelo pese al buen rendimiento que está dando su equipo. Un conjunto que en la victoria frente al Chapela del pasado domingo, dio muestras de sus puntos fuertes: velocidad, buenos extremos, gran portería y, lo más ilusionante, mucha juventud, con jugadores como Sergio Sarasola o Pedro Iglesias jugando los minutos finales y dando un altísimo rendimiento frente a un fuerte rival como los pontevedreses.

Por el resto, en el plano social, para el técnico vasco este fin de semana ha supuesto un "espaldarazo definitivo" al balonmano coruñés. "Traer a dos equipos de Asobal al San Francisco Javier es algo muy importante y además la respuesta del público fue muy importante, apoyándonos siempre", afirma Aguirre, que solo encontró un problema en este fin de semana: "Queríamos el Palacio para jugar el sábado antes del partido del Dépor".