El saco del Leyma Básquet Coruña está roto, o eso parece. Solo una victoria ha conseguido guardar en él, las demás se le han escapado. Ayer volvió a ocurrir. Pudo ganarle al San Pablo Inmbobiliaria Burgos (66-73), pero las decisiones de los últimos minutos le condenaron. Quinto tropiezo, quinta derrota.

Sorprendió el quinteto inicial de Tito Díaz, plagado de bajitos. Saltaron a la pista Monaghan, Ángel Hernández y Stelzer junto a Olmos y Burjanadze. La altura les jugó malas pasadas en el rebote, pero marcaron el ritmo de partido. Buscaban salidas rápidas. Aún así, les costaba moverse con comodidad en la pintura así que optaron por los lanzamientos exteriores. Un triple de Stelzer y otro de Monaghan permitieron coger cierta ventaja, pero pronto se esfumó.

En menos de tres minutos, el Burgos se recuperó y endosó al Básquet Coruña un parcial de 8-0. Otra vez tablas en el marcador (17-17). El técnico naranja movió algunas piezas y la entrada de Zyle tuvo sus efectos. Uno de ellos, la mejora en el rebote -capturó en total 34, por los 28 del Burgos-.

No fue tarea sencilla mantener al conjunto de Andreu Casadevall controlado. Se jugó cada pelota hasta encontrar la suerte. Acertó Vega desde la línea de 6.75 y lo imitó Martínez poco después (28-28). Los burgaleses se veían impulsados por Fornas, quien metió quinta e hizo el 32-35. El visitante mandaba en el marcador, por segunda vez tras el tempranero 2-4.

Podía ocurrir que el Leyma se desenganchase en el tercer cuarto, y de hecho volvió de los vestuarios algo desconectado. De repente, se vio ocho puntos por debajo de su rival. El golpe ni le dolió. Mantuvo la calma y siguió en la pelea. Olmos inició la remontada y los triples salvaron al conjunto coruñés. Momaghan y Hernández cambiaron los papeles y el guión volvió a ser escrito por el Básquet Coruña (52-50). Burjanadze acertó desde el medio del campo con el bocinazo que daba paso al último tiempo, pero el árbitro decidió que no era válido y los tres puntos se quedaron en el limbo.

Martínez hizo que el Burgos no se rindiese. Fue uno de los hombres del partido -mejor valorado con 17 puntos, igual que Fornas-. Tiró del carro y le salió bien. Como apoyo apareció Toncinic, autor de dos puntos matadores. Con el 64-65 en la mano, el Leyma dejó escapar la oportunidad de agarrar con fuerza el triunfo. Solo un punto para empatar, pero no fue capaz de hacerlo. Se le escapó la presa. Otra vez. Un último tiempo muerto solo sirvió para asimilar la derrota, la quinta del curso.

De nuevo el Palacio se vació entre murmullos, muchos aficionados incapaces de comprender por qué después de tanto competir no hay suma que celebrar. La alegría del día iba a ser el regreso de Jesús Castro y, aunque sí se vistió, no pisó la pista. Quizá para la próxima, el miércoles en Castellón.