El Celta goleó al Valencia en Mestalla y dejó prácticamente finiquitado su pase a los cuartos de final, en un encuentro en el que al conjunto gallego le bastó con muy poco para noquear en los primeros veinte minutos a un rival endeble y sin alma.

Ni siquiera la presencia antaño reparadora de Voro en el banquillo sirvió para mejorar la triste imagen ofrecida en 2016. Tras la espantada de Cesare Prandelli, se esperaba algo diferente y en un torneo que se antojaba como la única vía de dar alguna alegría a la afición, pero bastaron veinte minutos para retratar la realidad del Valencia, un equipo en estado comatoso.