"Tenía necesidad de dar este paso, de irme. Por agotamiento. No tengo firmado con nadie. Es verdad que la Roma es de los que más interés han puesto, pero no es el único". Y Monchi se echó a llorar. Acompañado del presidente del Sevilla, José Castro, de los cuatro capitanes del primer equipos -Vitolo, Nico Pareja, Carriço e Iborra-, de sus compañeros del cuerpo técnico y de buen número de consejeros de la entidad, Ramón Rodríguez, Monchi, de 48 años, puso ayer el punto y final a su etapa en el Sevilla, donde ha permanecido las 29 últimas campañas, las doce primeras como jugador y las diecisiete últimas como director deportivo. Una etapa salpicada de magníficas operaciones económicas dentro de su política de "vender para crecer" y que le reportaron al club unas plusvalías en torno a los 200 millones de euros, además de dejar nueve títulos en sus vitrinas.

La etapa de Monchi (San Fernando, Cádiz, 20 de septiembre de 1968) como jugador del Sevilla fue gris, como la del propio equipo. Y cuando colgó las botas asumió el reto de convertirse en el secretario técnico de una entidad con graves problemas económicos y deportivos. E ideó la fórmula de hacerse con ingresos con una novedosa política de vender a precios millonarios sus activos futbolísticos y reinventar cada curso el proyecto con adquisiciones de jugadores poco conocidos o a la baja que se hacían protagonistas en el club de Nervión.

Así, con la primera venta millonaria de José Antonio Reyes al Arsenal, con Monchi ya como director deportivo, Joaquín Caparrós como entrenador y José María del Nido como presidente, empezó un carrusel que no ha parado. El Sevilla regresó a Primera y otros canteranos como Sergio Ramos, Jesús Navas o Alberto Moreno dieron una plusvalía a lo invertido en los jóvenes valores formados en la ciudad deportiva sevillista.

Paralelo a ello, compras de jugadores entonces apenas conocidos como Dani Alves, Poulsen o Baptista, se vendieron posteriormente por grandes cantidades; dinámica que se ha mantenido en el tiempo hasta los casos más recientes de Rakitic, Bacca, Aleix Vidal, Gameiro y Krychowiak, lo que siempre dejó beneficios a las arcas del club sin que el progreso en lo deportivo decreciera. Todo lo contrario.

Números cantan. A lo largo del siglo XX el Sevilla había conseguido cuatro títulos (la Liga 1945-46; la Copa 1935, 1939 y 1948), y sólo en los diez últimos años ha sumado nueve: dos veces de la Copa de la UEFA; tres de su sucesora, la Liga Europa; dos de la Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España.

Esta campaña Monchi y el Sevilla habían centrado su ilusión en la Liga de Campeones, pero ni la fortuna, ni el acierto (dos penaltis errados) acompañaron al equipo andaluz en los octavos ante el Leicester. Aquel 14 de marzo Monchi lloró. Aquella eliminación terminó de decidir al director deportivo andaluz a cerrar una etapa iniciada hace 29 años.

Ahora se abre la incógnita de qué será del Sevilla sin Monchi, el único que ha sobrevivido en el prodigioso siglo XXI del club hispalense, por el que han pasado jugadores, entrenadores y hasta presidentes sin que el rumbo cambiara. Él, sin embargo, se despidió ayer asegurando que "si alguien piensa que los éxitos del Sevilla llevan el nombre de una persona, está equivocado" porque "nadie es imprescindible" y "el proyecto está bien construido".