Van cayendo poco a poco las victorias en el saco del Leyma Coruña. Ayer en Manresa, el equipo de Gustavo Aranzana consiguió una gran hazaña al meterse el partido en el bolsillo en una cancha que no había visto perder a su equipo como local en lo que va de temporada. Esta su quinta victoria aúpa al equipo coruñés al noveno lugar de la clasificación y ahora puede acariciar los puestos nobles. Con esta racha de buenas sensaciones, la tranquilidad puede ser el mejor aliado de los jugadores naranjas para seguir creciendo y trepando en la tabla.

Partido intenso

El ICL Manresa recibió al conjunto coruñés con la intención de cerrar la victoria cuanto antes, pero desde el minuto uno quedó claro que la cosa no iba a ser nada fácil. El primer cuarto fue duro para los de Aranzana que se agarraron a su gran faceta reboteadora para no permitir que los catalanes se fueran en el marcador.

El Leyma sufrió mucho cuando el rival metía el turbo y en demasiadas transiciones Manresa pilló a la defensa naranja desordenada.

Acabó el primer cuarto con el Básquet Coruña ocho puntos por debajo, pero con la moral intacta, la concentración altísima y los nervios muy templados. Tras las instrucciones del cuerpo técnico, el segundo cuarto cambió la cara del encuentro. En los primeros minutos, y en una acción de Trías en la canasta coruñesa el banquillo catalán y la grada pidieron falta personal del Leyma pero los colegiados no la concedieron. Las jugadas protestadas se sucedieron y los hombres del técnico local Aleix Durán se fueron un poco del partido perdiendo la concentración durante unos minutos. Y ahí estaba el conjunto coruñés para aprovechar la pájara local y dejarles en un parcial de 12-16 en estos segundos diez minutos.

Además de perder un poco el norte en defensa, los jugadores manresanos fallaron cinco de los siete tiros libres que tuvieron en este parcial, estadística de la que se iban a acordar al final del encuentro.

El partido llegó al descanso con el equipo local por delante en el marcador pero con la moral tocada, los nervios a flor de piel y la concentración completamente perdida.

El paso por el vestuario calmó un poco el juego de los dos equipos, pero le sentó mejor al Leyma.

En este tercer cuarto los coruñeses consiguieron ponerse por delante en el marcador por primera vez en todo el partido y tanto les gustó la sensación de mandar que ya no dejaron a Manresa volver a coger el mando. En el segundo minuto de este tercer parcial, los colegiados le señalaron a Olmos una antideportiva con un tiro y posesión para el rival con 35-37 en el marcador. Pero ni este contratiempo fue capaz de romper la concentración coruñesa.

Cada vez que en este cuarto el equipo catalán intentaba recortar distancias o ponerse por delante, aparecía la muñeca de Cooney, de Monaghan o de Guilling para machacar con un triple las intenciones rivales. El Leyma, una vez más, estuvo muy acertado desde la línea de 6.75, lo que le permitió estar cerca o por delante de Manresa durante la mayor parte del encuentro.

El último cuarto fue espectacular empezando por lo que decía el marcador, empate a 51. La intensidad era increíble pero la cabeza de los chicos de Gustavo Aranzana estaba más fría que la de los locales. Y eso fue un dato importante.

A los últimos cincuenta segundos de partido se llegó con siete puntos de ventaja para los coruñeses, que esta vez sí supieron leer el juego. Manresa recuperó el balón y anotó un triple pero con una frialdad clave para el desarrollo de los últimos segundos, el Leyma metió todos los tiros libres que tuvo en el último minuto. Sin embargo el rival acabó el partido con una pobre estadística de trece tiros anotados desde la línea de personal de los veintinueve que tuvo.