Chris Froome completó su triplete de las grandes vueltas por etapas al conquistar ayer el Giro de Italia, que se suma al Tour de Francia y la Vuelta a España del año pasado, tras una última etapa ganada al esprint por el irlandés Sam Bennett.

Froome, que se convierte en el primer ciclista británico en ganar el Giro, superó en la clasificación general al holandés Tom Dumoulin, ganador de la prueba el año pasado, y al colombiano Miguel Ángel López, que completaron el podio.

La 21ª y última etapa fue neutralizada a falta de 80 km para la llegada en Roma, por lo que los tiempos no contaban para la clasificación. Bennett superó en el esprint al italiano Elia Viviani y logró su tercer triunfo parcial en este giro.

El triunfo de Froome en su tercera participación en el Giro queda pendiente, no obstante, de la decisión sobre el control antidopaje anormal del británico en la última Vuelta a España.

Froome, cuatro veces ganador del Tour, pone broche de oro a una carrera caótica para él, desde la salida en Jersusalén (una novedad en la historia del Giro), donde se cayó en la previa del prólogo, a los Alpes del Piamonte y del valle de Aosta, definida por el ciclista nacido en Nairobi como "la mayor batalla de toda mi carrera".

Cuarto en la general a tres días de Roma, Froome dinamitó la carrera el viernes, con final en Bardonecchia, con una épica escapada en solitario de 80 km que supuso su segundo triunfo parcial en este Giro (después del Monte Zoncolan) y que arrebatara la maglia rosa a su compatriota Simon Yates.

Los detractores de Froome podrán poner pegas a su triunfo, como la de haber percibido entre 1 y 2 millones de euros, según a prensa israelí, por tomar la salida en Jerusalén, el estar permanentemente acompañado por dos guardaespaldas, el ser el líder del equipo más potente del pelotón (el británico Sky) que dedica cantidades ingentes de dinero a las últimas novedades en material, métodos de entrenamiento y recuperación.

O, la más importante, el poder ser sancionado por dopaje y que sus resultados sean anulados: "Estoy limpio", no se ha cansado de repetir, pese a las dudas generadas entre sus propios compañeros. "En su situación, yo no habría venido", llegó a decir Dumoulin.

Si al final no es sancionado por las autoridades, se convertirá en el tercer corredor de la historia en ganar consecutivamente las tres grandes vueltas junto con los legendarios Merckx y Bernard Hinault.

Antes que el británico, seis ciclistas habían sido capaces de ganar las tres principales carreras por etapas pero no de manera consecutiva: Anquetil, Gimondi, Merckx, Hinault, Contador y Nibali.

Froome podría encadenar ahora un nuevo triunfo en el Tour que le permitiría igualar una gesta (doblete Giro-Tour en un mismo año) que nadie consigue desde que hace 20 años lo hiciera el italiano Marco Pantani, en una época del ciclismo marcada por la EPO.

Aunque antes deberá obtener la autorización para poder correr.

La última etapa del Giro, de 115 km, se corrió en un circuito urbano de 11,5 km. Alegando motivos de seguridad, los ciclistas lograron que la organización neutralizase la carrera en las últimas siete vueltas a un trazado en las calles de la Roma imperial.

Numerosos corredores, entre ellos el propio Froome y los principales implicados en la clasificación general, levantaron el pie y dejaron escapar al grupo de ciclistas que quería luchar por la etapa, entre ellos Bennett, que sumó su tercer triunfo parcial.