Harry Kane, capitán de Inglaterra, no ocultó su satisfacción por el triunfo contra Suecia aunque alentó al equipo a seguir por este camino también en semifinales. "Todavía hay un partido por delante. Una cita apasionante, la semifinal. En cualquier caso nos sentimos bien, seguros y con confianza", dijo el capitán inglés a FIFA TV.

Kane, que no logró ampliar su cosecha de seis goles obtenida en este Mundial aseguró que Inglaterra no se conforma con haber asegurado las semifinales. "Tenemos que seguir, ir a por la victoria otra vez. Conozco a los aficionados, han venido hasta aquí. Unos siguen y otros se han ido ya pero hacemos esto por todos ellos", agregó el atacante del Tottenham.

Por su parte, Gareth Southgate, seleccionador de Inglaterra, manifestó que "aún no" han "escrito el último artículo en este torneo". "Hablamos con nuestros jugadores de que nuestra meta era quedarnos una semana en Rusia; ahora nos quedan dos partidos y depende de ellos el nivel que tengan", indicó Southgate, seleccionador desde hace dos".

"Para mí ya es un honor simplemente ser el seleccionador de Inglaterra" respondió Southgate cuando se le preguntó si estaba orgulloso de ser el tercer técnico de Inglaterra en llevarla a una semifinal en un Mundial. "Estamos creciendo aún, sabemos dónde estamos. Todo el mundo está trabajando duro; y hay jugadores que no están teniendo minutos que están aportando mucho a este equipo".

Dos goles de Maguire y Alli sirvieron para que, veintiocho años después, Inglaterra vuelva a jugar una semifinal de un Mundial, tras derrotar a Suecia, en Samara, donde el equipo de los Tres Leones se reencontró con su historia.

Inglaterra, campeona del mundo en 1966, casi siempre candidata a todo y acreedora a nada, ha vuelto, quizá en el momento menos esperado, con un equipo muy joven e inexperto, a la elite del fútbol mundial.

El fútbol vuelve a casa (Football's coming home). Tal y como rezaba el himno de la Eurocopa del 96, que Inglaterra organizó con el exiguo botín de una semifinal en la que cayó ante Alemania en los penaltis. En la que el lanzamiento decisivo lo falló su actual seleccionador, Gareth Southgate, absolutamente redimido de ese error con lo que ya ha alcanzado, merced a un grupo con margen de mejora.

Sin practicar un fútbol espectacular, doblegó a la sobria y compacta Suecia; pasó a la semifinal y desencadenó el delirio en Inglaterra, donde la cerveza fluye en unos pubs cuyas televisiones repetirán una y mil veces las imágenes en blanco y negro de Bobby Moore alzando, hace 52 años, el trofeo Jules Rimet, en Wembley.

Krafth, por el sancionado Lustig, y Larsson, de vuelta tras su partido de sanción ante Suiza en octavos (1-0), fueron las novedades de Suecia, con su dúo de centrales, Lindelöf y el capitán Granqvist, una línea medular de cuatro; y sus dos puntas habituales, Berg y Toivonen.

Southgate repitió el once que sacó contra Colombia, eliminada en los penaltis: Walker, Stones y Maguire formando trío de centrales; con Trippier y Young de carrileros; el centro del campo para Henderson, Alli y Lingard; y Sterling y Kane, máximo goleador del torneo, en ataque.

Fue Kane, faro del Tottenham el que lanzó el primer (tímido) aviso, en el 18, con un tiro que salió por la derecha de la portería de Olsen. En un primer acto poco espectacular en el que Inglaterra fue la que más propuso, para adelantarse a la media hora, gracias a un gran testarazo de Maguire que les hizo probar de su propio jarabe de juego aéreo a los suecos, tras un córner lanzado por Young.

Suecia apenas aportó un centro-chut desde la izquierda de Forsberg, su jugador más creativo, en el 42, poco antes de que Sterling, en tres ocasiones -una de ellas invalidada por fuera de juego- pusiese en jaque a la zaga nórdica. En la más clara, Olsen metió una mano de oro, poco después de que fuese Lindelöf el que desbaratara la acción del atacante del City.

Suecia apenas aportó un centro-chut de Forsberg, su jugador más creativo, en el 42, poco antes de que Sterling, en tres ocasiones -una de ellas invalidada por fuera de juego- pusiese en jaque a la zaga nórdica. En la más clara, Olsen metió una mano de oro, poco después de que fuese Lindelöf el que desbaratara la acción del atacante del Manchester City.

Exactamente 24 años después de su última semifinal, Suecia, primera del grupo en el que México acabó segunda y la última campeona, Alemania, se fue para casa; tenía, también, tras eliminar a Suiza, una oportunidad de oro de reencontrarse con su historia.

Siempre mejorando en las segundas partes en este torneo -en las que habían marcado cinco de sus seis goles-, los hombres de Janne Andersson dispusieron de su ocasión más clara nada más reanudarse el juego, en remate de cabeza de Berg que hizo lucirse a Pickford, el héroe de Colombia.

Pero lejos de echarse atrás y dedicarse a especular, Inglaterra, que había jugado su última semifinal en el Mundial de Italia 90, no pretendía cederle el privilegio de acceder al penúltimo partido a su rival. Un perfecto centro de Lingard, en el minuto 59, sirvió para que Dele Alli, de nuevo de cabeza, batiese por segunda vez a Olsen y sentenciase el partido,

Suecia reaccionó, pero Pickford -que antes del Mundial sólo había defendido tres veces, en amistosos, la portería inglesa- le dio la razón a Southgate, que confió en él, desviando una clara ocasión de Claesson.

Andersson dio entrada en el 65 a John Guidetti, del Alavés, y Olsson, por Toivonen y Forsberg, respectivamente. Guidetti le puso, seis minutos después, un balón de oro a Berg, que sirvió para un nuevo lucimiento del portero del Everton, declarado como mejor jugador del partido.

Ahí se acabó todo. Inglaterra aguantó el resultado, su afición cantó varias veces el God Save the Queen y el Samara Arena despidió a los flamantes semifinalistas con la música de The Lightening Seeds, la de los tres leones en la camisa, antes de que sonase por megafonía el All you need is Love, de los Beatles. Inglaterra festeja: el fútbol ha vuelto a casa.