La selección francesa de hockey sobre patines todavía no ha saltado a jugar a la pista del Palacio de los Deportes de Riazor para iniciar su participación en el Campeonato de Europa que se celebra estos días en A Coruña y ayer ya tuvo su primera celebración con el triunfo de sus compañeros de fútbol en el Campeonato del Mundo de Rusia. Se reunieron todos -con el coruñés Neto Barrós, que jugó en el Saint Omer, como infiltrado- en una habitación del Hotel Zénit coruñés, su lugar de concentración, y a gritos de "¡ Allez allez!" animaron durante los noventa minutos del partido, la alegría con los cuatro goles de los suyos, los sobresaltos tras el empate croata en el primer tiempo y tras el infantil 4-2... y después, la euforia desatada cuando el árbitro pitó el final y confirmó el segundo título para la selección gala.

La mayoría de los jugadores del combinado de hockey sobre patines son aficionados balompédicos, han seguido activamente a los bleus durante el Mundial y cuando estos se clasificaron para la final, miraron el calendario de su propia cita continental en A Coruña. Por suerte, no solo no les coincidía con el horario de uno de sus partidos sino que no tenían ninguno programado para la jornada del domingo. "Menos mal porque sino hubiese sido muy difícil", confesaba el liceísta Carlo di Benedetto, que pese a que por sus venas corre sangre española e italiana, él es cien por cien francés. "Vamos a estar muy nerviosos, a ver si no pasa lo de la última Eurocopa -que Francia perdió contra Portugal-", decía también antes de la final. Con el 3-1, ya estaba más tranquilo. "De momento estamos para ganarla", comentaba cauto. El cuarto tanto francés ya no dejaba lugar a dudas.

También Fabien Savreux, el seleccionador, confiaba en la victoria del fútbol. "Habrán aprendido de lo que pasó en la Eurocopa y confío en que ganemos después de veinte años", dijo por la mañana tras el entrenamiento que los suyos hicieron en el pabellón de A Rabadeira de Oleiros. El ambiente en la selección francesa es envidiable, se nota que son una familia, amigos, con bromas todo el rato, música,,, todo buen rollo. Pese a los problemas. Porque por momentos la cara de Savreux es de impotencia. No todo es tan bonito en el hockey sobre patines francés. A nivel deportivo sí, con la mejor generación de su historia. "Ellos no me preocupan, lo hacen los que vienen por detrás", dice. Pero el año pasado la pérdida de condición de deporte de alto nivel supuso unos recortes económicos que les están ahogando. En A Coruña vinieron con lo justo, dos entrenadores, dos porteros y seis jugadores. Se mueven en una furgoneta cedida por el Saint Omer, uno de los equipos de la liga gala.

Y son unos privilegiados, porque los sub 20 y el combinado femenino no podrán participar en las citas para las que se habían clasificado. "Tenemos 40.000 euros para las cuatro selecciones, pero tampoco es lo que más me preocupa. En cuatro o cinco años el bajón será enorme", dice Fabien Savreux en un perfecto español. Ahora mismo la selección francesa está más cerca que nunca de Portugal, España e Italia que del pelotón trasero como demostró en la Taça Latina, en la que ganó a las dos primeras, pero una derrota por 4-1 frente a Italia lastró sus posibilidades de victoria final por culpa del golaverage. Las sensaciones que dejó, no obstante, era de haber igualado a las grandes, por lo menos en la categoría sub 23. "La Taça Latina era en casa y con jugadores jóvenes. Los que están aquí son mayores, más experimentados y, encima, mejores", analiza y señala a Italia como la tapada para este Europeo. "No creo que la final sea España-Portugal. Yo creo que los italianos van a estar en esa final", vaticina.