Michael Woods (Education First), una expromesa del atletismo mundial especialista de 1.500 metros, logró estrenar su palmarés por todo lo alto en la decimoséptima etapa disputada entre Getxo y el Monte Oiz, de 157 kilómetros, en la que Alejandro Valverde recortó 8 segundos al líder, el británico Simon Yates y Enric Mas se colocó tercero en la general.

Se anima la Vuelta día a día. Las lágrimas de emoción en la cumbre del Mirador de Vizcaya, a 1.000 metros de altitud, las puso Woods, un canadiense de Ottawa de 31 años, el más fuerte de la escapada buena del día, quien atacó dentro del último kilómetro para levantar los brazos por primera vez en su corta carrera profesional.

En medio de la espesa niebla apareció Woods como primer héroe en la cima del Monte Oiz, con 5 segundos sobre el belga Dylan Teuns (BMC) y 10 respecto al español David de la Cruz (Sky). Por detrás iban entrando los componentes de la fuga con cuentagotas, hasta que se presentaron los nobles de la carrera. Entre todos Valverde y Mas, los más poderosos a 2.40 minutos.

A partir de ese registro llegó Yates a 8 segundos del dúo español, luego el colombiano Miguel Ángel López (Astana) a 10 y, como grandes perjudicados de la etapa, el holandés Steven Kruijswijk y Nairo Quintana a 1.04 minutos.

La etapa vizcaína que empezó en Getxo con sol y terminó en el Monte Oiz entre nubes tenía seis puertos y un recorrido pensado para una gran jornada de ciclismo reforzada por la pasión especial por el ciclismo de la afición vasca. Una escapada de 26 hombres llegó a buen puerto, al de la montaña que alberga el Mirador de Vizcaya.

Entre los fugados hombres de calado, como Nibali, Majka, Woods, Omar Fraile, De Marchi, Castroviejo, Mollema, Zakarin. El pelotón no se volvió loco en la caza y enseguida la diferencia rebasó los 8 minutos. En el Alto de Santa Eufemia (3a) empezaron los ataques por la victoria y por la estrategia de la general. Todo quedaba por resolver en el ascenso de 7,3 kilómetros al Monte Oiz, con inéditas rampas de hasta el 24 por ciento de inclinación.

Por delante Omar Fraile se dejó el alma en medio del fervor de sus paisanos, pero el de Santurce tiró la toalla desfondado. Lo intentó el belga Teuns de lejos, luego David de la Cruz soltó el órdago sin suerte, hasta que Woods, dentro de los últimos mil metros, salió disparado hacia la gloria. Un estímulo muy especial le puso un motor en las piernas. De ahí sus lágrimas en meta. "Mi esposa y yo perdimos un hijo cuando estaba embarazada de 37 semanas. Pasamos unos momentos muy difíciles. Además mi mujer perdió a su padre hace un mes. Quería ganar por él y por ella", explicó.