Ante el Penya Esplugues el Amarelle tenía un partido más asequible que el del pasado sábado ante el todopoderoso Burela, pero un tanto en propia meta en la segunda parte dejó a las coruñesas a cero. Las jugadoras de Jorge Basanta viajaron a Esplugues, en Barcelona, sabiendo que el de ayer iba a ser un partido muy complicado ante un equipo que el año pasado acabó la temporada en una cómoda posición en Primera.

El choque comenzó con un Amarelle valiente que dejó claro que iba a jugar por los tres puntos. Los dos equipos peleaban con orden, y el encuentro se desarrollaba por el camino de la igualdad. El conjunto coruñés tuvo una gran oportunidad en los pies de Irune, quien sola ante la portera catalana lanzó el balón fuera. Pocos minutos después, Iraia robó el balón y, después de subir la banda impecablemente, centró pero la guardameta rival consiguió alejar el peligro.

El Amarelle estaba muy bien plantado en defensa, desbaratando las ocasiones del Esplugues pero los problemas comenzaban cuando había que iniciar la jugada de ataque. Al equipo de Basanta le costaba mucho superar la presión barcelonesa, situación que permitió a las locales disfrutar de algunos robos de balón que siempre atajaba la defensa coruñesa.

Al descanso se llegó con un empate sin goles, pero esto iba a cambiar a cinco minutos del final de la contienda. En esta segunda mitad, el conjunto naranja, ayer de azul, se vio desarbolado por el Esplugues, que dio un paso adelante buscando una obligada victoria en casa ante un recién ascendido. Las catalanas tuvieron varias oportunidades claras y dieron mucho trabajo a Carmen bajo los palos. En los primeros compases de la reanudación, las ocasiones fueron prácticamente solo catalanas. El Amarelle no llegaba a la meta rival y, aunque un empate hubiese sido más justo por la buena primera parte de las coruñesas, el gol del Esplugues llegó. Una desgraciada jugada en la que el balón se le escapa a Carmen entre las manos supuso el 1-0.