El Madrid encajó la derrota más abultada de su historia en un partido de Liga de Campeones disputado en el Santiago Bernabéu, ante un CSKA al que no le sirvió ganar para acceder a la Liga Europa pero sí para retratar a la segunda unidad blanca, liderada por un Isco apagado que se encaró con la grada.

El CSKA repitió la proeza de Moscú. Vencedor de sus dos duelos ante el equipo blanco, saboreando esa cita con la historia que extrañamente no le permite seguir en competición europea. El triunfo del Viktoria ante el Roma dejó solo en el disfrute del momento su triunfo a un Madrid de meritorios, que mereció más en el primer acto y se desplomó en el segundo.

El escenario era perfecto para pruebas, premios y oportunidades a los que no aceptan un nuevo rol en la plantilla y suspendieron. Todos salvo el primer acto de Vinicius y Asensio. Solari no dudaba y apostaba por siete novedades en su equipo titular, sin espacio para Navas por la falta de ganas de encender un debate apagado.

Aparecía un centro de la zaga que demostró que no está para partidos de altura, con Javi Sánchez a un nivel inferior cuando jugó sin Ramos al lado y Vallejo lejos de su identidad. Se sumó al regreso de Marcelo en banda izquierda, con los mismos malos síntomas físicos que antes de sus percances musculares. Mario Fernandes fue una bala que vio pasar el brasileño hasta que el CSKA encontró el camino de hacer daño.

Fue un castigo excesivo en el primer acto a un Madrid que tras hacer méritos y gustarse por minutos con su juego, se marchaba 0-2 al descanso. Dos directos en seis minutos que le dejaron tambaleando y no supo reaccionar.

Con el Bernabéu con menos afición de lo normal por el temprano horario del duelo, entre los meritorios sacó la cabeza Vinicius que lo intentó siempre. Eléctrico encara y se va. Desde la izquierda fue el encargado de subir de marcha el partido. De paso dejaba alguna exquisitez como un control en carrera de espaldas, dejando pasar el balón para buscar el remate de Benzema.

Con Isco buscando su sitio sin éxito, fue Asensio el que se echó el equipo a la espalda para acercarse al gol. Se desesperó después de cuatro ocasiones en las que no superó a Akinfeev ni a la cruceta que repelió un disparo.

Por momentos, en el esfuerzo de buscar el gol, el Madrid se partía con Isco, Asensio y Vinicius descolgados. Cuando el derroche físico de Fede Valverde no llegó a todo, los espacios llegaron los goles.

Como ocurrió en Moscú, el CSKA daba la campanada y repetiría el planteamiento del Luzhnikí. Se parapetó en su terreno para defenderse sintiendo que ya tenía el botín que buscaba, puntuar para ser tercero y acceder a la Liga Europa. Nunca pensó que el Viktoria dejase su esfuerzo sin premio para alejarlo definitivamente de una competición europea esta temporada.