El Gran Premio de Catar abre este fin de semana la temporada 2019 de un Mundial de Motociclismo que se presenta como el más igualado de los últimos años y con un año más como un todos contra el español Marc Márquez (Repsol Honda), gran dominador de la categoría en los tres últimos años y que este año forma nuevo Dream Team con Jorge Lorenzo.

El nuevo dúo de Honda es sin duda la principal atracción de una parrilla donde ha habido muchos movimientos y donde sólo el equipo oficial de Yamaha, con la pareja formada por Maverick Viñales y un Valentino Rossi todavía con ganas de ser protagonista a sus 40 años, y el satélite de Honda, el LCR, con Cal Crutchlow y Takaaki Nakagami, repiten.

Tras convivir desde su salto a MotoGP siempre en el box con Dani Pedrosa, ya retirado y la ausencia más significativa respecto al año pasado, el actual campeón tendrá ahora un nuevo compañero en la del balear, triple campeón del mundo de la categoría y el único que puede presumir desde el aterrizaje del ilerdense en quitarle un título, el del polémico y tenso 2015.

Doce títulos mundiales acumulan los dos pilotos que prometen formar una pareja que compita al máximo en la pista, algo que no le ha podido suceder al mallorquín en las dos últimas campañas en las filas de la poderosa Desmosedici, más complicada de llevar para su estilo de pilotaje que la RC213V.

La llegada de Lorenzo obligará a Márquez a no relajarse en la búsqueda de mantener un trono que ha dominado con autoridad y sin más presión que la que tuvo en 2018 por parte de Andrea Dovizioso y su Ducati, único año en el que tuvo que esperar a Cheste (Valencia) para sentenciar.

Márquez busca su cuarta corona consecutiva y acercarse así a la era dominadora que marcaron Rossi a principios del siglo XXI y el australiano Mick Doohan, en los 90, con cinco Mundiales seguidos en la categoría. Mantener su dictadura le situaría con ocho títulos en total, a uno ya solo de Il Dottore.

Pero no le va a resultar sencillo al piloto español, todavía sin estar al cien por cien por la operación invernal en su hombro izquierdo, pero que ha ido de menos a más en los dos test de pretemporada para llegar lo mejor posible a esta primera cita, donde no se suele sentir cómodo. Sólo ganó en Losail en 2014, pero subió al podio en otras tres ocasiones, la última en 2018 tras un apasionante duelo con Dovi.

En una situación física parecida llega Jorge Lorenzo, aunque en su caso por una fractura de escafoides el pasado mes de enero, un nuevo percance en unos últimos cinco meses marcados por las lesiones.

El balear no estuvo en Sepang y se probó en Catar hace dos semanas donde continuó con su proceso de adaptación a su nueva moto. Cauto como siempre, se descartó inicialmente para este año y su misión será la de no ceder demasiado terreno antes de estar al cien por cien de forma y adaptación.

Pero los test han dejado entrever que habrá mucha más competencia que el año pasado donde sólo hubo cinco ganadores diferentes, con Honda sumando diez victorias (nueve de Márquez y una de Cal Crutchlow), Ducati siete (cinco de Dovizioso y dos de Lorenzo) y una de Yamaha (Viñales).

La marca de Borgo Panigale, que este año busca novedades aerodinámicas, no consiguió dar el salto en 2018 con un 'Dovi' mucho más irregular y un Lorenzo que vivió un mal final de temporada por las caídas.