Rafa Nadal ganó ayer al argentino Leonardo Mayer (6-7, 6-4 y 6-2) en su estreno en el Conde de Godó, en un partido en el que cedió el primer set y se vio obligado a remontar, pero en el que logró superar a su rival para seguir defendiendo título, buscar la docena de ellos en Barcelona y medirse a David Ferrer en los octavos de final.

Necesitó dos horas y cincuenta minutos el de Manacor para superar al actual número 63 del mundo, al que había ganado sus cinco partidos previos. Un revés cruzado ganador puso fin al sueño de Mayer y a la cierta agonía de un Nadal que tuvo que jugar en una pista central, que lleva su nombre, llena pero con una molesta presencia del viento.

Tras perder ante Fabio Fognini en la semifinal de Montecarlo, Nadal buscaba alargar su idilio con el Godó y, de momento, sigue vivo. Pero no ha debutado con soltura, con dominio aplastante sobre el rival, como hacía últimamente. Esta vez tuvo que irse a tres sets y remar desde el fondo de pista más de lo esperado para doblegar la resistencia del argentino con paciencia y trabajo.

Nadal jugará en tercera ronda, los octavos de final, contra quien fuera su gran enemigo en el Godó y a la vez buen compañero fuera de las pistas, David Ferrer. El veterano tenista de Xàtiva, que se retirará tras el torneo de Madrid, no había ganado a Lucas Pouille en sus dos partidos previos pero, en la central de Barcelona, jugó a gran nivel para citarse con él.

En apenas una hora, Ferrer, invitado por el torneo para despedirse de un Godó en el que acumula cuatro finales, todas perdidas ante Nadal, superó a un Pouille que era el 15 cabeza de serie por 6-3 y 6-1. Rápido de piernas, moviendo bien al galo, con la muñeca fina y su gran resto, Ferrer citó a Nadal en lo que se presume un gran duelo. Hasta el momento, se han visto las caras en 31 ocasiones con un balance de 25-6.