Alemania, impulsada por el fútbol vertiginoso de Nadiem Amiri y la pegada de Gian-Luca Waldschmidt, dio un paso en firme hacia su tercer Europeo, superando a la combativa Rumanía.

Marcado por el asfixiante calor de Bolonia, con los jugadores protagonizando un trepidante encuentro de ida y vuelta bajo 40 grados, las pausas por hidratación se produjeron cada 15 minutos.

Alemania, vigente campeona, mostró su poder de inicio. Metida en el partido hasta su gol antes de ser atropellada por una reacción repleta de fútbol vertical de Rumanía. Había avisado a los 20 minutos Öztunali con un disparo ajustado al poste de lo que llegaría segundos más tarde.

Una jugada de Rumanía acabada con un remate al rival de Man que provocó un rápido contragolpe, lo explotó a la perfección Amiri. En superioridad condujo, recortó, amagó con el cuerpo y culminó su jugada con un derechazo potente al que reaccionó tarde Radu. Era el inicio de un recital. Siempre liderando el juego de ataque.

El descaro de Rumanía y su anarquía ofensiva no había dicho su última palabra. Reaccionó con grandeza al golpe. Cuando se puso por debajo en el marcador, sacó su verdadera cara. Comenzó a llegar a portería rival y provocó la duda en Alemania con veinte minutos de un gran despliegue.