A María de Valdés es muy difícil pillarla en A Coruña. Por lo menos a estas alturas de la temporada. Los últimos dos días que pasó en la ciudad fue hace ya dos semanas. Regresaba de una concentración en altura y sin tiempo a deshacer las maletas se marchó a Japón, estación intermedia hacia Gwangju (Corea), donde en la noche entre mañana y el miércoles competirá en los 5 kilómetros de aguas abiertas.

¿Cuántos viajes ha hecho este año?

No los cuento, ¡pero van unos cuantos y largos! En Japón ya estuvimos a principios de año dos semanas, para aclimatarnos a todo, la comida, los horarios... Estuvo muy bien, fue una experiencia nueva. Nunca me imaginé que iba a estar algún día en japón. Después también estuve concentrada en altura con el grupo de Fred (Vergnoux, entrenador de Mireia Belmonte), que se hizo bastante largo y duro. Pero va muy bien al bajar.

¿Cuando estuvo en Japón, pudo conocer ya donde serán las pruebas en Corea?

No, pero fuimos de viaje a Tokio, para ver las instalaciones que están haciendo para los Juegos. Es una experiencia que quedará siempre para mí. Ahora quiero volver para ir a los Juegos. Es un sueño que todo nadador tiene.

¿Cuál es el objetivo en el Mundial?

Este será mi segundo Mundial y el objetivo es hacerlo lo mejor posible. Tendré más experiencia porque ya estuve en Budapest en 2017 y estaría bien estar entre las mejores del mundo.

Participa en los 5 kilómetros. ¿Prefería la prueba de 10?

Prefería los 10, porque es la prueba olímpica. Dependo de lo que hagan las nadadoras españolas. Si hacen top diez, ya no tendré oportunidad de ir a los Juegos en aguas abiertas. Si se meta una, ya nada „Paula Ruiz quedó 24 y maría Vilas, 33„. Si ninguna se clasifica, el año que viene iríamos al Preolímpico en Doha y a ver si ahí hay más suerte.

¿No es un poco injusto?

Sí, es así la normativa. Pero ya lo he hablado con Jesús, mi entrenador. Si no hay posibilidad de Juegos Olímpicos en aguas abiertas, intentaremos clasificarnos para Tokio en la piscina. Este año me proclamé campeona de España de 400, que no era algo que entraba en mis expectativas, pero que me dejó súper contenta. Y si ninguna se clasifica en el top diez, lo mismo, intentaría la clasificación tanto en aguas abiertas como en piscina. No descarto nada.

No se parecen mucho las aguas abiertas y la piscina, aunque todo sea nadar.

Es totalmente diferente. En la piscina vas tú sola en tu calle. Como mucho, notas las olas si vas detrás. Aguas abiertas es un deporte de contacto. Las condiciones del mar, del lago... eso ya es diferente.

Solo tiene 21 años, todavía le quedarán muchas oportunidades por delante.

Claro, si no puede ser en Tokio, intentaremos ir a París 2024.

A las nadadores les suele costar el cambio a aguas abiertas. ¿A usted le dio miedo o respeto?

Cuando empecé en aguas abiertas tenía miedo al mar, siempre está ahí. Cuando te acostumbras pierdes el miedo y disfrutas de lo que haces. Y encima si vas consiguiendo los resultados... eso te motiva más.

¿Le costó mucho cambiar la mentalidad?

No, desde pequeña hice travesías con mi tío, porque a él le gustaban mucho las aguas abiertas. Así que desde el principio me metió en este mundillo de ir al mar... y con mi padre también.

¿Se ve haciendo alguna prueba de 25 kilómetros?

En un futuro me gustaría hacer un 25 kilómetros, es un reto para mí. Pero ahora mismo no puedo porque acabo de salir de una lesión. Hace dos años me operaron del hombro y sigo teniendo recaídas de vez en cuando. De hecho ahora estoy en una de la que me está costando un poco salir. Me tuvieron que infiltrar. Di por perdida la temporada, pensé que ya no iba a hacer nada. Con la ayuda de los médicos, psicólogos, entrenadores, familia... pude salir y seguir entrenando.

¿El año que viene seguirá en A Coruña o tiene otros planes como marcharse con el grupo de Fred Vergnoux donde están los mejores fondistas españoles?

No, no. De momento voy a seguir en A Coruña, estoy muy bien el Liceo. Me apoyan en todo, la residencia, el colegio, me dan todo lo que necesito y no tengo ninguna queja.