La fiesta nacional francesa, celebrada hace seis días, vivió una réplica en el Tourmalet con el triunfo de Thibaut Pinot y la consolidación del maillot amarillo en las espaldas de Julian Alaphilippe, en presencia del presidente de la República, Emmanuel Macron, y la euforia de una afición que vibró con sus héroes del Tour.

En un final agónico y de intriga total, Pinot arrancó al final del ascenso para imponerse con 6 segundos de adelanto sobre Alaphilippe, quien no solo optó a la victoria, sino que reforzó el maillot amarillo ante sus directos rivales, como el galés Geraint Thomas y el holandés Steven Kruijswijk, alejados a más de 2 minutos en las plazas del podio.

Festival francés en una jornada aciaga para la representación española. Enric Mas empezó con el maillot blanco y cuarto en la general y pasó a ser décimo tras dejarse en meta 2.54 minutos. Se alejó del podio, ahora a 5.38.

Mikel Landa aguantó hasta el final pero no pudo rematar la etapa, entró a 14 segundos de Pinot. El campeón del mundo, Alejandro Valverde, de 39 años, solo cedió en el último kilómetro y entró a 58. En la general pasó al noveno puesto, primer español a 5.38.

En las filas de Movistar decepción total por la eliminación del colombiano Nairo Quintana, devorado por el Tormalet. Entró a 3.24 y dijo adiós a sus opciones de podio, alejado a 7.19. "Nairo no iba, pero no dijo nada, pregúntenle a él qué ha pasado", dijo Valverde en meta.

Tensión silenciosa en la salida de Tarbes. Después de la crono el día del Tourmalet debía ser un escenario para iniciar remontadas o lograr una victoria de etapa balsámica y de enorme prestigio. Apenas había bajado la bandera del director de carrera cuando dos ilustres abrieron camino. Nada menos que el eslovaco triple campeón mundial Peter Sagan y el Tiburón italiano Vincenzo Nibali, uno de los siete corredores con las tres grandes en su palmarés.

Enseguida se unieron 15 más, entre ellos Luis León Sánchez al servicio de Fuglsang y el maillot de la montaña Tim Wellems. Movistar coló a Carlos Verona, el Ineos a nadie, al abrigo la escuadra británica de los movimientos del Deceuninck de Alaphilippe y Enric Mas.

Insistió una y otra vez Nibali en demostrar su hambre de venganza. Ya está fuera de la general, pero el ganador del Tour 2014 no es de los que tiran la toalla sin antes morder. Pero la fuga estaba condenada, ya que nunca se fue más allá de 3 minutos.

En la subida al Soulor empezó tensando el Groupama de Pinot para no perder el tren de la etapa. Relevó el Movistar con Soler y Amador para marcar el ritmo hasta la cima, por donde pasaron a 1.43 de Wellens, que puntuó en cabeza seguido de Nibali y Gesbert. La aventura se fue disipando hasta claudicar cerca de la falda del Tourmalet.

El Groupama y Pinot querían el botín del Tourmalet. Gaudu se sacrificó a fondo. Seleccionó el grupo y descolgó a Quintana y Mas. Luego el Jumbo de Kruijswijk tensó la cadena para descolgar a Fuglsang y Valverde. Un proceso de selección natural.

Landa trató de asomar la cabeza, pero le cerraron el paso. Thomas sacó bandera blanca y Bernal se unió al grupo de 6 que se iban a jugar la victoria. El maillot amarillo empezó a progresar, olía sangre. Pero el trabajo del Groupama iba a tener premio. Pinot arrancó a 200 metros de la cima, abrió hueco y levantó los brazos por tercera vez en el Tour. Chapeau para Pinot. Y para Alaphilippe.

La decimoquinta etapa del Tour llevará al pelotón de Limoux al alto de Prat D'Albis. Segunda y última jornada pirenaica.