El exentrenador y coordinador del Leyma Coruña, Diego Fernández, viajará a finales de agosto a Dinamarca como jefe del equipo masculino Hørsholm 79ers, en la segunda división danesa de baloncesto. El técnico coruñés, que la temporada pasada dirigió al Santo Domingo Betanzos en Liga EBA y antes estuvo en el Cambre, firmó un contrato de dos años con el club, al que pudo visitar el pasado fin de semana.

¿Con qué actitud afrontará esta nueva experiencia?

Para mí es un reto. Va a ser un cambio en muchos sentidos, a nivel personal y a nivel deportivo. Cuando me lo propusieron, me generó bastantes dudas y reticencias, pero negociamos rápido y con muy buena sintonía, y tras los dos o tres días de negociación pude ir a Dinamarca a visitar el club. Después de eso, digamos que creo que todos los cambios que esta experiencia me puede generar van a ser positivos. Voy a conocer una nueva cultura, un modo de vida y un idioma muy diferentes. El afrontar el día a día va a ser una cuestión de autoexigencia.

¿Qué le motivó a aceptar la oferta?

A nivel deportivo este es un proyecto muy bonito: un proyecto para formar jugadores y para trabajar con el equipo sénior en la segunda categoría en Dinamarca. Todas las cosas positivas de este proyecto le han ganado a lo negativo, que evidentemente son la distancia y el proceso de adaptación. Va a ser otra manera de vivir y de entender el deporte, pero eso también me va a enriquecer mucho como persona, ya no solo como entrenador.

Tras su visita al club en la ciudad de Hørsholm, ¿cuáles han sido sus primeras impresiones?

Hørsholm es una ciudad bonita y cómoda para vivir. Las instalaciones del club están muy bien, muy por encima de lo que he podido ver todos estos años entrenando aquí. El pabellón está genial, pero lo más llamativo son las comodidades que hay para entrenadores y jugadores fuera de la pista: oficinas, salas de reposo... Cosas que aquí solo hay en clubes de un nivel muy alto. Los equipos son muy potentes, tanto el masculino como el femenino. Les gustó mucho tratar conmigo y al conocerlos sentí que podía encajar con su proyecto. Su contrato me ofrece cierta estabilidad y la posibilidad de poder trabajar tranquilamente en la formación de los jugadores, y ambas partes estamos abiertas a valorar la opción de alargar mi estancia después de los dos años. Voy con toda la buena intención de poder ayudarles y de crecer junto a ellos.

¿Cuáles son sus objetivos con el equipo?

Lo principal es el desarrollo de los jugadores y establecer una línea metodológica de trabajo que sea coherente desde las edades más tempranas hasta el primer equipo. Que tengan un crecimiento gradual. Evidentemente, también queremos hacer una buena temporada. Me han recalcado que quieren trabajar sin prisas, sin saltarse etapas en la formación de los jugadores, e intentar que lleguen a estar lo mejor preparados posible.

¿Qué supone este gran paso para su trayectoria profesional?

Yo quiero disfrutar del baloncesto, y mientras sea así voy a seguir. Nunca me he marcado el objetivo de querer llegar a tal categoría, y quién sabe si al final son seis años en Dinamarca, o si volveré a España a entrenar. No creo que sea un trampolín hacia otra cosa, solo me gustaría que este sea un proyecto largo, que los jugadores que vayan a estar conmigo mejoren y que yo pueda trabajar con tranquilidad, que es lo que me interesa.

¿Su formación cómo sociólogo le ha ayudado en el deporte?

La directiva del Hørsholm se ha interesado mucho por esto porque creen que es un factor que puede tener una dualidad para el trabajo dentro del club y aportar cosas nuevas. Para mí ha supuesto un punto más de motivación: no en todos sitios se valora algo que se aleje de lo pragmático.

¿Qué se lleva de su paso por el Leyma?

El trato fantástico con los entrenadores y con las jugadoras de la cantera y de los equipos sénior y alevín. Me llevo un gran recuerdo y muy buenas sensaciones.