"Todo lo que no sea medalla no nos vale", afirma tajante Jesús de la Fuente. El entrenador vasco, desde hace una década afincado en A Coruña, donde erigió una fábrica de campeones en el Club Natación Liceo, puede parecer atrevido, pero lo que no se puede decir es que no hable claro. Él mejor que nadie sabe cómo está Jacobo Garrido para su primer Campeonato del Mundo absoluto, que arranca hoy en Londres con el viernes como cita clave en los 400 libres, en los que aspira a medalla en una carrera que, además, puede impulsarse para la cita de dentro de un año: los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

El joven coruñés, uno de los grandes talentos españoles de la natación adaptada, se colgó el bronce en el Campeonato de Europa del año pasado. Ahora llega con la segunda mejor marca del año de todos los participantes en la clase S9. "Claro que voy a por las medallas, estoy para rebajar mi mejor marca y me encuentro muy bien, pero también hay que ver cómo están los demás", resume. Antes de empezar la temporada poseía un mejor registro de 4.23, que pulverizó hasta los 4.20. "Creo que todavía puedo bajar más y marcar sobre 4.18. Con ese tiempo... debería ser medalla", analiza y asegura que su táctica. En la capital británica también competirá en 100 mariposa y 200 estilos. "Ahí ya tengo menos opciones. Si me meto en la final... me conformo", dice.

Este ya ha sido un gran año para él. En realidad, cada temporada que pasa va progresando poco a poco, con récords de Europa y del mundo incluidos. Unos éxitos que no llegarían sin su esfuerzo personal. "Hace unos meses estuvimos de concentración en altura con el grupo de Fred Vergnoux „entrenador de Mireia Belmonte„ y fueron los entrenamientos más duros de mi vida", recuerda. Fueron jornadas maratonianas con acumulación de metros y más metros, todo lo contrario que estas dos últimas semanas en su última subida a Sierra Nevada, en la que además de su entrenador Jesús de la Fuente compartió estancia con su compañero Gaspar Andrade, que le hizo de liebre, y con la estrella española Teresa Perales. "Ya fueron sesiones en las que buscábamos más la calidad, la intensidad. Pero se me hicieron largos. Con ganas de bajar, emprender el viaje a Londres y por fin verse en la piscina.

Tokio, cómo no, se asoma a la vuelta de la esquina. Es una posibilidad más que real, pero que de nuevo vuelve a depender de un nuevo examen médico en el que se volverá a dictaminar su nivel de discapacidad. "Si me mandan de nuevo a S10, casi no tengo posibilidades. Si me quedo en S9, será el objetivo", reconoce. ¿Por qué tiene que volver a pasar por todo el proceso? "No lo sé. Yo creo que soy S9. En S10 salgo muy perjudicado. En S9 puede que tenga alguna ventaja, pero mis principales rivales, en especial un italiano, tienen prácticamente lo mismo que yo y con ellos no hay duda", se queja.