El Madrid dejó una pobre imagen ayer en París tras encajar la primera derrota de la temporada en el partido inaugural de la fase de grupos de la Champions, un duelo decidido con un doblete del exmadridista Di María antes de la primera parte, cuando los blancos pasaron sus peores momentos.

El Parque de los Príncipes fue el primer test serio para el Madrid de Zidane y lo suspendió con rotundidad. Ni tan siquiera consiguió añadir emoción a un partido que evidenció las carencias defensivas del 13 veces campeón de Europa. Tanto Carvajal como Varane fueron un auténtico regalo para los franceses, que jugaron a su gusto.

Tras los empates con Levante y Villarreal en Liga, el Madrid hincó la rodilla en su quinto envite del curso, el primero con entidad, y demostró que su plantilla ni es larga, ni está bien confeccionada. Sin apenas centrocampistas disponibles y con una amplia lista de ausencias, Zidane no supo tocar la tecla que cambiase el decorado con el marcador en contra. Los blancos jugaron con una desesperación inusitada y con la impaciencia que debería haberle evitado su enorme experiencia. Entre Sarabia y Gueye, el dominio del PSG fue total.