El Deportivo Liceo sufrió más de lo esperado para doblegar al Saint Omer. No porque el rival sea inferior. Sino por el enorme dominio demostrado en la primera parte. Esa superioridad, sin embargo, no se vio reflejada en el marcador. Bien por la falta de puntería local, bien por el buen partido del meta Pedro Chambell, solo Marc Grau fue capaz de batirle. Una ventaja que fue insuficiente en la reanudación tras el descanso porque con una falta directa y en un despiste local, los franceses se pusieron por delante (1-2). Un susto del que despertó con el empuje de Roberto di Benedetto para anotarse una victoria que finalmente no tuvo el premio de la clasificación para cuartos de final de la Liga Europea porque el Oliveirense perdió en Forte dei Marmi. Con nueve puntos para portugueses y gallegos y cuatro para los italianos, el billete se aplaza hasta la próxima jornada, cuando el Forte visite el Palacio, donde al Liceo le servirá incluso con un empate. Solo tiene que sumar un punto más.

Su victoria y la del Oliveirense era la combinación ganadora, pero solo el equipo dirigido por Juan Copa hizo los deberes. El partido pintaba bien. Se inició con un asedio local en toda regla. Antes de que Marc Grau inaugurase el marcador en el minuto cinco, ya acumulaba en su stick un par de ocasiones. Con el 1-0 el guión no cambió. Siguió siendo el Liceo el dominador, con una presión tan alta que incluso al Saint Omer le costaba sobrepasar el centro de la cancha, mucho menos llegar hasta Carles Grau, solo sorprendido por disparos lejanos de Baieli. Pero los locales perdonaron más de la cuenta. En unos contra unos, en jugadas e incluso a bola parada, con sendos penaltis fallados por David Torres y Franco Platero.

El 1-0 era escaso y más teniendo en cuenta el número de faltas. Se fue con 9 al descanso el Liceo y a la vuelta del vestuario, décima. En la directa, Matías Baieli, ejecutó ante Grau. Si el 1-1 era una sorpresa, más lo fue el 1-2 en una de esas jugadas que deja a los jugadores con cara de interrogación. Todavía estaban protestando una falta cuando el Saint Omer sacó rápido y marcó el 1-2 por medio de Leo Savreux. Demasiado castigo. El Palacio se volcó entonces con los suyos. Era necesaria la reacción. Con la décima infracción visitante llegó la primera oportunidad para empatar. En un día en el que te cuesta ver portería, desperdiciar la bola parada es pecado mortal. Maxi Oruste tuvo en ese momento la sangre fría para, en la directa, volver a meter al Liceo en el partido (2-2).

Estaba costando. Y Roberto di Benedetto, que cada vez se muestra más confiado, se echó el equipo a cuestas. Marcó el 3-2 y robó multitud de bolas para salir a la contra „en una su hermano Bruno se estrelló contra el palo„. Maxi no pudo con una directa por la decimoquinta falta rival, pero sí con el 4-2 posterior. Tras una azul a Mantiñán, Roberto di Benedetto puso la guinda a su partido con el quinto. Erró la directa, pero el rechace lo aprovechó con maestría.