Había una vez un pequeño equipo llamado Cerceda que, luchando contra gigantes, cambió la historia. El cuento, sin embargo, no tuvo final feliz para los valientes caballeros rojiblancos. El dinero, culpable de frustrar muchos sueños, acabó con su aventura. Pero ya había dejado huella. En el hockey sobre patines. Y en los propios jugadores. El Cerceda power quedó en ellos, así que cuando se juntan hay un motivo de celebración. Lo hubo hace un mes en Saint Omer, cuando el Liceo visitó Francia en la tercera jornada de la Liga Europea. Y lo vuelve a haber hoy, cuando es Jacobo Mantiñán, delantero del equipo galo, el que vuelve a casa para enfrentarse en el Palacio a sus excompañeros Juan Copa, Martín Rodríguez y David Torres, ahora verdiblancos. "Éramos unos amigos que jugábamos bien al hockey", recuerda el capitán liceísta. "Exactamente", replica Mantiñán, "uno de los mejores vestuarios en el que estuve, si no el mejor".

El Cerceda fue un proyecto que, dirigido por Juan Copa, nació al amparo del Liceo, como filial, y llegó a la OK Liga. En esa primera etapa destacaron nombres como los de Xavi Malián, Toni Pérez, Pablo Cancela y Eduard Lamas. No logró la permanencia y se independizó. Entonces se caracterizó por dar oportunidades a la cantera gallega. Allí se forjó David Torres antes de marcharse al Vic y regresar al Liceo. Allí continuó su carrera Martín Payero cuando ya pocos creían en él. Allí José Ramón López dio sus últimos recitales. Y allí una genial generación que nunca había tenido un escaparate, con Peli, Jacobo Mantiñán, Juan Fariza y Pablo Togores a la cabeza, y que se demostró a sí misma y al resto que no era menos que nadie. Volvió a la elite. Se clasificó para la Copa del Rey. Para Europa. Y en la cima... la desaparición. Pero el trampolín para la mayoría ya estaba montado y dieron el salto a grandes equipos, como el caso del Liceo, y a las ligas italiana y francesa.

"Tengo buenísimos recuerdos, creo que los mejores de mi carrera", dice Mantiñán. "Conseguimos el ascenso con jugadores todos formados en A Coruña. Todos mejoramos y progresamos muchos esos años. Pero además de conseguir cosas en la pista, fuera nos divertíamos mucho también", recuerda. Todos se guardan cariño. "Vernos en Francia ya fue muy guay", asegura Torres. "El año pasado había la posibilidad de que hubiéramos coincidido en el mismo grupo el Lodi de Fariza, el Saint Omer y nosotros, aunque al final solo fueron Fariza y Mantiñán los que se enfrentaron. El partido es una buena excusa para volver a vernos con Mantí, como le dicen allí. Me alegro por él porque ha encontrado un lugar en el que es feliz", señala el capitán del Liceo. El del Saint Omer devuelve el piropo: "Tengo buena relación con ellos y me alegra recordar cosas de aquellos años. Me alegro de que los tres „Copa, Torres y Rodríguez„ hayan encontrado su sitio en el Liceo, realmente se lo merecen". Torres y Mantiñán también tienen en común su pasado en el Santa María del Mar. "Él era de los mayores y yo le admiraba", reconoce el del Liceo. Pero sobre la pista no hay amigos. "Allí menos mal que ganamos porque si no el vacile sería...". Desde luego, será un partido especial. "Cuando estás fuera y vuelves, siempre lo es. Vuelvo a mi ciudad y en las gradas habrá mucha gente conocida", afirma Mantiñán. Como en Galicia, en ningún sitio. "Pero estoy bien allí. Es un sitio pequeño y con mucho campo. Yo ya vivía en una aldea de Cerceda antes de venirme para aquí, me gusta. Aunque si en A Coruña me ofrecieran el mismo salario... no me lo pensaría dos veces", concluye.