Los hay que cogen un avión para ir desde Madrid a Salamanca para jugar un partido de Copa del Rey y los que intentan evitarlo a toda costa, como el afamado caso del futbolista Dennis Bergkamp, que en los contratos exigía que se le liberara de los viajes por aire con el equipo, incluso cuando estaba en el Arsenal y tenía que desplazarse a Europa. Entre un extremo y otro está Maxi Oruste. El jugador del Deportivo Liceo no es que tenga miedo a volar, como se excusa, sino que lo pasa peor que el resto de sus compañeros. Teniendo en cuenta que el equipo coruñés visita el aeropuerto cada quince días, esto supone para el argentino una terapia de choque contra una fobia que prácticamente cree superada.

"Lo he ido superando y cada vez lo llevo mejor", dice. "Las primeras sí que lo pasaba fatal", reconoce. Además le tocaban viajes largos, transoceánicos, para recalar en Europa desde su Argentina natal. Sí es cierto que en los equipos por los que ha ido pasado „Barcelona, Valdagno Trissino, Alcoy y Lleida„, no tenía que subirse a aviones tan amenudo y la mayoría de los viajes eran por carretera. Todo lo contrario que en A Coruña, a mil kilómetros de su destino más cercano en la OK Liga. Prácticamente cada quince días, a veces incluso con más frecuencia, le toca visitar Alvedro. Así que poco a poco a ido normalizando el hecho de coger un avión y cada vez se siente más seguro, siempre y cuando no haya turbulencias.

"Cuando el avión se mueve... digamos que lo paso peor que mis compañeros", comenta. Por eso fue un episodio complicado cuando el pasado 22 de diciembre, en plena tormenta Fabien, esperaban en el aeropuerto para coger un avión para ir a jugar a Barcelona. Allí ya vieron que las condiciones eran imposibles. Incluso pudieron observar el intento de aproximación y de aterrizaje de la aeronave que tenía que llevarlos a la Ciudad Condal y que daba bandazos por el viento. "Ese día si hubiese que haber ido... se iba. Pero sinceramente prefería no hacerlo. Estaba muy nervioso mientras esperábamos. Vimos cómo el avión se movía como una batidora, así que si había que elegir, no quería ir", recuerda.

En cualquier caso, este miedo, o respeto, a volar, nunca le impidió hacer un viaje con sus compañeros. No era el caso de Dennis Bergkamp. Cuando el holandés jugaba en el Arsenal, cada partido europeo era una odisea y tenía permiso del club para desplazarse con varios días de antelación. No tan grave era la fobia del exdeportivista Leo Scaloni, precisamente compatriota de Oruste, que en ocasiones para ir tranquilo era invitado a la cabina. También del Dépor, Richar Moar, exsecretario técnico, tenía pánico al avión, en buena parte por una ventura, pero solo fue temporal. Y fuese donde fuese, Juan Carlos Valerón tenía que ser el último en abandonar la nave, pero en este caso no por cuestión de miedo, más bien era por superstición.

Cuando ayer Maxi Oruste se subió al avión con el resto de sus compañeros era con destino a Lleida, la que fue su casa durante la temporada pasada y contra el que los verdiblancos se enfrentarán esta mañana (12.00 horas) en su tercer partido en siete días. "Será lindo y emotivo porque allí me trataron con mucho cariño", comenta. Como conoce bien a la plantilla, señala sus puntos fuertes. "Tendremos que salir muy concentrados en defensa, no desorganizarnos, porque ellos son muy buenos a la contra. Así es como nos hicieron daño en el partido que jugamos en A Coruña „que ganó el Liceo por 2-1„", analiza. Y otra clave será "aprovechar mejor" las oportunidades, también a bola parada, en la que reconoce que no están "finos".

El delantero argentino prefiere no mirar a un Barça que ha entrado en modo apisonadora. Su última víctima, un Caldes a priori complicado y al que despachó por 2-9. Hoy los culés tendrán otro hueso duro con la visita del Reus. "Pero de nada nos servirá que pierda el Barça si nosotros también perdemos, por eso tenemos que centrarnos en nosotros mismos", opina. La lucha está por arriba, con los tres puntos de diferencia entre ambos, porque por abajo el perseguidor más cercano es el Igualada, a nueve. "No hay riesgo de que nos relajemos, el míster no nos deja ni un segundo", avisa. Lo ideal es que esa distancia de tres puntos con el Barcelona no crezca „incluso que disminuya„ para llegar al 11 de febrero, fecha en la que ambos se tienen que ver las caras en el Palau Blaugrana, con el liderato en juego. "Si se da ese escenario, va a ser un gran partido. Jugárnoslo todo allí", finaliza.