El Borbolla regresa a la elite seis años después. El equipo de Monte Alto completará la próxima temporada la OK Liga femenina después de que la Federación Española de Patinaje le otorgara la plaza de ascenso que quedó vacante --la situación provocada por la pandemia del coronavirus impidió que se disputase la fase de ascenso-- por delante del Liceo, que también se había presentado al concurso abierto para volver a la máxima categoría. En unos meses movidos y tensos en la relación entre el entre federativo y el club verdiblanco, esta decisión ha supuesto no solo un nuevo capítulo de fricciones, sino la puntilla a una serie de desencuentros en los que el Liceo siente que siempre sale perjudicado.

En la institución liceísta, si bien felicitan al Borbolla por haber sido el elegido, ayer reinaba la incredulidad y el malestar por esta decisión. Sobre todo porque entre los criterios que se tenían en cuenta, según las condiciones hechas públicas cuando se convocó el concurso, eran, entre otros, la historia del club y sus logros desde su fundación, tanto en categoría masculina como femenina. Por eso ayer se pusieron en contacto con la Federación para exigir el informe en el que figuren las razones que llevaron a tomar esta decisión y a anteponer el proyecto del Borbolla al suyo. Incluso hubo quien habló de "castigo" por sus declaraciones en los últimos meses, tanto cuando se decidió otorgar el título de la OK Liga al Barcelona como cuando desde A Coruña se salieron de la opinión común de un formato de liga regular sin play off en beneficio de otro que dividiera la competición en dos grupos y play off (esto todavía está por aprobar en la asamblea del mes de julio).

Para ascender a la OK Liga femenina, como no se puso finalizar la competición, una de las dos plazas correspondió al ganador de la liga autonómica catalana. La otra se sacó a concurso, que finalizó el pasado sábado día 20, entre el resto de España. La decisión estaba entre el Borbolla y el Liceo. Fueron los dos únicos en oficializar su candidatura, también porque era un secreto a voces que el equipo gallego que se inscribiese tendría casi todas las papeletas para recibir la plaza. Esto es así por el propósito de la Federación de promover el hockey sobre patines femenino y llevarlo a más comunidades. La pasada temporada, de las principales, Galicia fue la única que no contó con representación en la OK Liga. Sí la tuvo Asturias (Telecable Gijón, Cuencas Mineras y Areces) y Madrid (Las Rozas y Alcorcón) y la seguirán teniendo ya que la competición se dio por finalizada sin descensos.

En las bases del concurso figuraban como criterios para le elección la historia del club; progresos y logros desde su fundación; equipos de base y promoción tanto en masculino como en femenino y el número total de licencias femeninas; objetivos que se han conseguido y los que todavía le quedan por alcanzar y proyectos de futuro. Unas cuentas que no cuadran para la institución verdiblanca, que cree que cumplía mejor los requisitos que su oponente y que además otorgaba a la competición el poder mediático que acompaña a su equipo masculino. El proyecto del Borbolla, no obstante, tiene detrás a pesos pesados como la exárbitra internacional Teresa Martínez, pionera en su ámbito, y convenció más al Comité federativo. En el plano deportivo ambos estaban igualados. Por lo menos por lo que respecta al curso que finalizó hace tres meses de forma abrupta. El Liceo ganó la Copa Federación con pleno de triunfos mientras que el Borbolla marchaba primero en la Liga Gallega.

Historia

El sueño del Borbolla comenzó en la temporada 2012-13 de la mano de Carlos Parga, que después fue sustituido en el banquillo por Santi Martínez, y una base de jugadoras que habían luchado contra viento y marea para abrirse hueco en Galicia como Julia Cabanas, Nuria Regueira o Ana Pérez. El equipo ascendió a la máxima categoría y se convirtió en el primero de A Coruña en alcanzar la denominada OK Liga femenina. Su aventura duró dos años, si bien nunca fue capaz de mantener la categoría en la pista. Cuando dijeron adiós en 2014, tuvieron que pasar dos años antes de que otro equipo tomara el relevo (incluso el Borbolla ascendió deportivamente en la temporada 2017 pero renunció a la plaza por falta de apoyos y de compromiso).

Fue el Liceo, que ascendió en la 2016-17, el que tomó el relevo. En su primera temporada, con el proyecto liderado por Stanis García y con un núcleo de jóvenes jugadoras impulsado por María Sanjurjo, sorprendió con la clasificación para la Copa de la Reina y la permanencia en la última jornada. En la segunda no la consiguió en la pista, pero sí a través de la fase de ascenso. Tras la tercera, ya con el proyecto muy degradado por la gestión del anterior presidente del club, tuvo que dar un paso atrás pero el objetivo de la nueva directiva verdiblanca siempre fue recuperar ese espacio. Tendrá que esperar un año más.