El número seis en la espalda. La Torre de Hércules en el brazo. Unos espigados 188 centímetros. Y esa cara de no haber roto un plato. Tres años y medio estuvo Zach Monaghan en el Leyma Coruña y pocos le han olvidado. Por eso ayer la noticia de su regreso al conjunto naranja aceleró el corazón de los aficionados al mismo ritmo que marcaba su juego sobre la cancha. Eléctrico, casi mágico, capaz de canastas inverosímiles y asistencias imposibles. Rápido y clarividente, pero igual de frágil. El base estadounidense iniciará su tercera etapa en A Coruña para "cumplir un sueño", como asegura en un vídeo colgado por el club en sus redes sociales. La primera fue explosiva y la segunda estuvo marcada por las lesiones, que no le dejaron rendir a su mejor nivel. La tercera se presenta como un gran reto porque llega a una plantilla competitiva que parece confeccionada para que el club, ya convertido en SAD y preparado para dar el salto, luche por llevar a la ciudad a la ACB.

La rozó el equipo naranja de la temporada 2015-16, la de su llegada a A Coruña. Aquel play off con quinto partido contra el Melilla, que sería después el equipo que consiguió el ascenso, fue todo un recital. Monaghan hizo disfrutar y se echó el equipo a la espalda, con una exhibición de juego tras otra. No fue suficiente y los naranjas cayeron en semifinales, pero fue lo más cerca que estuvieron nunca de la ilusión que supondría la escalada a la máxima categoría del baloncesto español. El año siguiente repitió, con otra magnífica actuación y se despidió finalizado el curso ya convertido en uno de los emblemas de la historia reciente del club. Probó suerte en Bélgica, pero no duró mucho su aventura, escasos tres meses, antes de emprender el regreso a su segunda casa. Completó la campaña en el Leyma y firmó por otra más. La última hasta que la próxima vuelva a saltar a la cancha del Palacio de los Deportes de Riazor. Y la peor. Las lesiones no le dejaron coger el ritmo. La confianza le abandonó. Y la única solución fue intentar recuperarla fuera. Como en la anterior ocasión, por poco tiempo. Solo un año después, tras pasar por la liga de desarrollo de la NBA con los Pelicans y por la liga de Bulgaria, regresa al Leyma.

Lo hace a una plantilla en la que se mantenían los tres bases del año pasado, un Augustas Peciukevicius que dio un gran rendimiento, Gaizka Maiza y Pablo Ferreiro. Los cuatro pueden actuar de escoltas, una polivalencia que le puede dar mucho juego a Sergio García. Para el juego exterior, de hecho, la plantilla solo contaba con Osvaldas Matuluinis, Romaric Belemene y Taiwo Badmus. Con cuatro hombres altos (Javi Vega, Perris Blackwell, Mouhamed Barro y Abdou Thiam), los once jugadores que ya conforman la plantilla son una mezcla perfecta entre músculo, cabeza y magia. Para los doce solo faltaría uno más por llegar, por lo que pese a las dificultades económicas en el actual contexto post-Covid-19, el Leyma ha apostado fuerte por ser uno de los referentes de la categoría después de una temporada en la que los naranjas rozaron el milagro. Eran terceros , con claras aspiraciones y victorias en los cruces con sus rivales directos. Por eso apostaron por retomar la competición. Pero sus alas fueron cortadas.

El proyecto 2020-21 del Leyma ilusiona. Y eso que la situación derivada por el coronavirus depara un escenario cuanto menos incierto, sin saberse todavía si la competición podrá iniciarse según lo previsto y mucho menos si será con público en las gradas de los pabellones. Si por ese lado solo hay incógnitas, tampoco hay muchas respuestas en cuanto al formato de la competición ya que la Federación Española de Baloncesto todavía no ha aclarado si finalmente dividirá la LEB Oro en dos grupos. La situación parecía bloqueada porque no se sabía ni siquiera cuántos serían los equipos. En principio fueron aceptadas 18 solicitudes de inscripción, pero se seguía pendiente de que se desbloqueara la situación del Valladolid y el Guipuzkoa con la ACB. Ambos se llevaron las dos plazas de ascenso al ser primero y segundo cuando la LEB Oro se tuvo que parar. Pero la ACB no hizo efectivas sus inscripciones en la Liga Endesa. Finalmente, el Guipuzkoa puso sobre la mesa un mandato judicial que obligó a aceptar a los vascos en la máxima categoría. Lo que deja a la LEB Oro con 19 integrantes y todavía sin formato. Los naranjas se mostraron contrarios a los dos grupos. Pero sea de una forma u otra, estarán entre los favoritos.