De una goleada de escándalo a un partido en el que la bola se resistió, una y otra vez, a entrar. Parecía que al Deportivo Liceo se le habían agotado los goles en el Palacio de los Deportes de Riazor con los 15 que le había endosado al Taradell hacía dos semanas y que no quedaban para el partido de ayer contra el Mataró. Entre la actuación imperial de su portero Sergi Grané, los palos y la mala suerte, los verdiblancos sufrieron más de la cuenta para cerrar el duelo. Aunque el resultado fuese el mismo. Victoria. La cuarta que sirve para mantener el liderato de la OK Liga.

Con tantas paradas, otros tantos fallos y una dosis de mala suerte, a los verdiblancos les quedó encomendarse a la calidad individual de sus jugadores. Y de eso tienen de sobra. Dos de los goleadores el lunes en el Palau Blaugrana repitieron ayer. Primero Jordi Adroher, con un tanto marca de la casa. Levantó la bola y la picó para sorprender a Grané. Era el minuto 7 de la primera parte. Y poco antes del descanso, César Carballeira calcó el misil que le había servido para marcar el tercero al Barcelona. Si el lunes fue tras una falta, ayer recibió, se dio la vuelta y sin pensarlo, soltó el brazo y dejó la portería temblando.

También hay que darle parte del mérito de las dificultades de los locales para marcar al planteamiento del Mataró. Albert Larrea dispuso una defensa muy cerrada, un cuadrado que por momentos ponía tres de sus lados frente al portero como un muro extra. Cierto es que se olvidó del ataque, sobre todo en la segunda parte. Los catalanes prácticamente se deshacían de la bola y tardaron 15 minutos en probar a Grau. Al comienzo del encuentro tuvieron más ocasiones, no muchas, pero una incluso se estrelló contra el palo.

Objetivo cumplido, que era ganar. No todos los días se pueden meter 15 goles o hacer un despliegue como el día del Barça. Pero también hay que saber sufrir y resolver partidos así pese al gol anulado, los cuatro palos y las tres faltas directas falladas. Prácticamente los verdiblancos jugaron contra un frontón. El ritmo fue el mismo que el habitual, pero estuvieron menos acertados, sobre todo en el último pase. A eso se le suma el tanto anulado a Carballeira, los dos tiros al palo de Franco Platero, la ocasión fallada por Maxi Oruste en el segundo palo, los mano a mano de Adroher y David Torres y la falta directa con la que Adroher no pudo sorprender por alto a Grané. Y esto solo en el primer tiempo. En el segundo más de lo mismo. Eso sí, ya sin moverse más el marcador. Ni con una jugada de tres remates seguidos. Ni con la falta directa de Adroher que se fue al palo. Ni con la de Oruste. Ni en superioridad por la azul a Gual. Tres puntos sufridos, pero que valen lo mismo que los del lunes en el Palau.