Jason Hernán Angarita siempre tuvo la ilusión de convertirse algún día en futbolista profesional. En su país, Colombia, pasó entre otros equipos por el Estudiantes del Otún y por las categorías inferiores del Deportivo Pereira, la ciudad a la que se trasladó de pequeño desde Medellín. "Me iba bien en el fútbol. Jugaba de diez, siempre ofensivo", recuerda el joven de 23 años. Su sueño se truncó de repente a raíz de una acusación falsa por la que tuvo que pasar catorce meses en la cárcel hasta demostrar su inocencia: "Fue una pesadilla estar encerrado injustamente". Tanto lo marcó esa experiencia, que decidió iniciar una nueva vida en otro país "donde poder estar tranquilo". Lleva dos años en España, el primero en Madrid y el último en A Coruña. La pandemia lo dejó sin recursos -"me quedé sin trabajo y no podía pagar la habitación"-, así que el Palacio de los Deportes se convirtió temporalmente en su hogar y a la vez en su gimnasio: "Trataba de ocupar el día haciendo ejercicio".

Su rutina llamó la atención de los trabajadores sociales del Ayuntamiento, que le ofrecieron incorporarse al programa de inclusión Hércules Multiplica, impulsado por la Fundación Emalcsa. Atletismo y natación dos días a la semana en las instalaciones de Termaria Casa del Agua para estar en forma y, sobre todo, para integrarse socialmente afianzando valores como el esfuerzo y el compromiso. "Son muchas cosas las que uno saca de ahí: disciplina, manejar un horario, respetar a los demás? y apoyo en muchos sentidos", explica Jason.

Una historia de superación, doce en total, la suya más la de cada uno de sus once compañeros de grupo en el programa Hércules Multiplica, que comenzó en febrero y finalizó ayer en la piscina olímpica de Termaria con la última sesión de natación, como siempre bajo la supervisión del entrenador y triatleta Miki Acosta. "Jason es el único al que ya le gustaba el deporte. Los demás venían con un nivel muy bajo, muchos de ellos sin saber nadar -explica Miki-. La gente que ha querido se ha ido adaptando. Vienen felices, como si llevas a un niño a un parque de atracciones, porque todo es nuevo para ellos. Lo han aprovechado bastante bien. A través del deporte canalizan esa energía a la que a lo mejor muchas veces no son capaces de darle salida por otro sitio".

Deporte e inclusión, el tándem de Hércules Multiplica, un programa del que también se han beneficiado otros colectivos con un perfil vulnerable, como el de jóvenes de entre 16 y 20 años en situación de libertad vigilada o el de niños de seis a doce años de familias con escasos recursos. Jason Angarita agradece la experiencia, los consejos de Miki Acosta y también la oportunidad de conocer a "otras personas que también se quieren superar". La pandemia "todo lo paró", pero por lo menos ha podido reunir el dinero necesario para volver a costearse una habitación realizando trabajos esporádicos de jardinería, mientras planea seguir formándose y sueña, cómo no, con volver a jugar al fútbol en algún equipo.