Los Hispanos empiezan con dudas el Mundial de balonmano de Egipto. La selección española empató ayer agónicamente en su debut (29-29) ante una Brasil lastrada por el coronavirus. El equipo de Jordi Ribera tenía el partido en el bolsillo mediada la segunda mitad (23-17), pero sufrió un apagón (el segundo de la tarde) que permitió a Brasil aspirar incluso al triunfo.

No habrá partido fácil (Japón batió ayer a Croacia) en un torneo extraño, sin público y con la amenaza del COVID muy presente. Tanto que la federación internacional decretó que los controles PCR pasan a ser diarios. El covid dejó a Brasil sin su seleccionador y sin cuatro jugadores, entre ellos el azulgrana Thiagus Petrus. Pese a ello, España necesitó 7 minutos y medio para anotar, con poca fluidez en ataque y apocada ante un espectacular Da Rosa, que firmó un 86% de paradas en los primeros 11 minutos (1-4).

El partido entró en otra dinámica cuando España pasó del 6-0 al 5-1. Pérez de Vargas paraba y España corría. El marcador se movía con asiduidad y la ventaja iba creciendo (16-13 al descanso). Unos magistrales minutos de Cañellas impulsaron a los Hispanos hasta lograr una renta de seis goles (23-17) que parecía capaz de mantener hasta el final.

Pero no. Tras el 24-18 (m. 39) España se atascó y pasó otros 8 minutos en blanco. Las exclusiones de Morros y Cañellas dieron alas a Brasil, cuya ilusión se abrió paso entre las dudas. Pérez de Vargas mantuvo al equipo a flote, pero el choque se decidió a cara o cruz. Brasil se adelantó a 30 segundos del final y en la última acción Entrerríos salvó un punto para España, que mañana se medirá con Polonia (20.30 h. TDP).