Un zurdazo lejano al puro estilo Marco Asensio evitó un nuevo desliz del Madrid en el Santiago Bernabéu y despertó a un equipo que venció a un Granada ordenado por empuje cuando se alejó de la brillantez, para aumentar a seis puntos la distancia sobre el Sevilla. El sexto gol de Marco Asensio en Liga sirvió para dar un paso más hacia el título, reaccionar con lo justo a la eliminación copera y cerrar una mala dinámica de cuatro puntos de nueve posibles en el 2022. El único jugador que asume galones goleadores cuando faltan los grandes referentes, Benzema y Vinícius.

Nadie como Carlo Ancelotti sabe cómo están sus jugadores para mantener en el ostracismo a Gareth Bale y apenas contar con Eden Hazard y Luka Jovic, pero sin Benzema y Vinícius encontró el castigo a su poca fe en las rotaciones. Insistió en la prueba fallida de San Mamés, con Isco de falso nueve. Un equipo plano, lento con balón y sin movimientos al espacio en un primer acto preocupante.

Debía decidir Robert Moreno el plan que le acercase a puntuar en el Santiago Bernabéu. Mantener su identidad corriendo riesgos o amoldarse a lo que le dio resultado a equipos de su liga. Osasuna, Cádiz y Elche empataron juntando líneas y buscando el contragolpe, esperando sacar algo de una acción a balón parado. Así se topó con Courtois.

Porque pese a que su primer objetivo fue evitar la reacción madridista, también pudo causar daño con velocidad. Antonio Puertas perdonó la primera en el inicio, Uzuni fue inocente en la definición a cinco minutos para el descanso y Neva no encontró puerta en una acción que acabó con la paciencia de la grada. Silbidos de aviso.

Al Bernabéu le gusta el vértigo y siestea cuando su equipo no pisa área rival con asiduidad. Desde que Asensio probó por bajo la fiabilidad de Maximiano a los trece minutos, pasaron 18 de sopor hasta que despertaron con un centro de Carvajal que desvió Neva al larguero de su propia portería. Dio paso a un arreón de tres llegadas en un minuto con Rodrygo disparando al lateral de la red y Kroos acariciando el travesaño.

El portero del Granada mostraba firmeza antes de un descanso que obligaba a Ancelotti a reaccionar. El primer retoque fue la entrada de Fede Valverde por Camavinga. El uruguayo aumentó el empuje y encendió al Bernabéu cuando Mateu señaló falta por braceo en carrera cuando se iba a plantar solo ante el portero rival. Cambió el panorama con su entrega, contagiando al resto. Instalados en campo rival anularon a un Granada que ya solo pudo defenderse. Con velocidad llegaron asociaciones por dentro que acercaron poco a poco al equipo de Ancelotti al gol. Era cuestión de tiempo.

Lo buscó sin acierto Rodrygo y Asensio se echó el equipo a sus espaldas. Desesperó cuando Maximiano le sacó una ajustada al poste. Tras un córner, en un rechace que dejó el balón a Raba, la presión de Militao provocó el robo y el balón quedó muerto a un especialista del disparo lejano. El Madrid había logrado superar un partido sin dos jugadores imprescindibles, había sentido impotencia y acababa aliviado sintiendo dar un paso importante. Con el viento a favor pudo aumentar distancia. Era lo de menos. Con oficio pasó el apuro.