El rugby femenino español vive “ninguneado” por la federación que preside Alfonso Feijoo. En los últimos meses se ha producido un descabezamiento de su estructura con la marcha de varias figuras claves. El primer revés llegó cuando Ángela del Pan fue informada, a horas de acabar 2021, que su contrato no sería renovado. La exinternacional, participante en dos Mundiales de XV y dos de VII y elegida por World Rugby para recibir una Beca de Liderazgo Femenino Ejecutivo, vio cómo se prescindía repentinamente de ella como gerente de Operaciones de Alto Rendimiento de la FER.

El siguiente en confirmar su marcha harto de la desidia federativa fue el seleccionador femenino, José Antonio Barrio, Yunque. El técnico puso punto y final a su exitosa etapa al frente de las Leonas tras conquistar otro título continental. La inacción de la FER terminó por agotar al técnico, gran culpable de los éxitos femeninos en el último lustro. “Nos dijeron que iba a haber cambios en la federación. Realizamos un informe con los cambios que creíamos que había que hacer para no perder el paso con las otras selecciones. Emitimos un informe que se centraba más en estructuras que en personas. Yo era lo menos importante. Adelanté que daría un paso al lado y me pidieron que aguantara hasta la llegada del nuevo director de rugby. Y se han tomado decisiones en todos los ámbitos, menos en el femenino”.

Barrio confía en que su marcha signifique un punto de inflexión: “Espero que mi salida detone la puesta en marcha de todo. Lo que no podía era seguir sin hacer nada. No estoy cómodo. No sé si habré hecho cosas bien o no, pero no voy a ser cómplice de algo que estamos viendo venir: perder el status de top 10 mundial. Creo que debo ser consecuente y salir”. Pese a ganar el título continental ante Rusia (27-0) hace un mes, las Leonas pierden peso en la escena internacional y se han quedado fuera del Mundial de Nueva Zelanda de XV. A lo que suman que tampoco se clasificaron para los Juegos Olímpicos de Tokio en seven.

Diez días después era la vicepresidenta de la federación, Mariola Rus, flamante fichaje de Feijoo en las últimas elecciones, quien daba el portazo en Ferraz. Rus advertía de que dimitía por “el ninguneo” por parte de la junta directiva y porque, aunque creyó en el proyecto de cambio, “en dos años no se ha producido ninguno”: “Lo que me prometieron no fue real, me lo creí pero no me han oído y cuando he querido aportar no me han dejado. Espero que a la siguiente no le pase lo mismo”. Cuando Mariola comunicó al presidente su decisión, recibió como respuesta un escueto: “Nos vemos en el campo”. La sevillana, cansada de la indiferencia federativa, sostiene resignada que “si el rugby es minoritario, el femenino es invisible”.

Además de Rus también dejó su cargo Elena Díez, excapitana de las Leonas entre 1999 y 2001. El femenino vive del patrocinio de Iberdrola, el programa Universo Mujer, del CSD y subvenciones de World Rugby. Advertía una internacional de las Leonas el día que ganaron el Europeo: “A estos (por los directivos) solo los vemos cuando vienen a salir en la foto. La mitad no saben ni cómo me llamo y llevo más de 30 partidos”.