Rafa Nadal no quiere parar. En contra de lo que se rumoreaba en los últimos días, el campeón mallorquín quiere mantenerse en activo tras levantar en París con su 14º Roland Garros. A sus 36 años, mantiene viva la ilusión y desveló que esta misma semana hará una cumbre con su equipo y su médico en busca de soluciones para que su lesión crónica del pie le permita mantenerse en la primera línea.

“No sé qué pasará en el futuro, pero voy a seguir intentándolo”, desveló Nadal emocionado abrazando la Copa de los Mosqueteros. Después en la conferencia de prensa ante los periodistas, se mostraba orgulloso. “Han sido dos semanas intensas por todo lo que he vivido aquí. Ganar el torneo de nuevo, superando a cuatro top ten, viviendo todo el tiempo para mantenerme a flote, una situación límite. Volver a ser competitivo sin duda es una victoria importantísima para mí”.

El 14 veces campeón en París se extendió en la situación de ese pie que le tiene atormentado. Desveló que jugó todos los partidos anestesiado después de que en el segundo, ante el francés Christian Moutet, las molestias fueran a más: “El peor momento lo pasé tras el partido con Moutet, no podía andar. Por suerte, mi doctor estaba aquí y eso me ha permitido jugar infiltrado”. Y explicó todo el proceso al que tuvo que someterse: “Me pincharon los nervios para que no sintiera dolor. Funcionó”.

Pero también valoró que no estaba dispuesto a hacerlo para jugar en Wimbledon. “No puedo seguir compitiendo con el pie dormido, hay que encontrar una solución. Me encantaría seguir compitiendo, así que la próxima semana voy a hablar con varios médicos y contemplar diversas opciones. Recibiré un tratamiento y espero que me ayude”, anuncia.

“La idea es someter su pie a un tratamiento de radiofrecuencia pulsátil que podría disminuir la sensación que tengo jugando, no tanto dormido, pero desinhibir el pie, quitar esa sensación de dolor permanente cuando no lo tengo dormido. Hay que confiar. Merece la pena, pero no se puede alargar el tiempo siempre, no sé cuántos Roland Garros me quedan o si ha sido el último”, reconoce.

Nadal era realista. “He jugado poco estos últimos años”. Por eso busca soluciones definitivas, como una operación más arriesgada. “Hay diferentes opciones, pero eso me lo reservo para mí. Es un planteamiento de vida mío. Si compensa o deja de tener sentido”, desvela. Y esa decisión más drástica aseguraba que no estaba preparado para darla: “Debo hablar conmigo mismo para tomar una decisión”. Asegura que siempre ha mirado el futuro con optimismo, pero también con mucho respeto. “Apechugar con las decisiones, buenas o malas que he tomado en mi carrera”, analiza. Y destacó como una de ellas el riesgo que tomó en París. Su médico no lo veía claro pero lo decidió: “Se hizo y salió bien”.