Iga Swiatek no pierde finales. Es lo que sabía y decía Ons Jabeur, la jugadora tunecina que había alcanzado a los 28 años en Nueva York un hito para el tenis árabe y africano al ser la primera en la final de un Grand Slam. Y es lo que ratificaron ella y el mundo ante la polaca. Swiatek, número 1 del mundo, de 21 años, conquistó el título neoyorquino. Su reinado en tierra, donde se ha alzado con los títulos de Roland Garros en 2020 y 2022, se extiende a la pista dura.

Swiatek, con siete títulos este año, se consolida también en lo más alto del ránking, donde se ha asentado a gran distancia de las siguientes jugadoras después de que Ashleigh Barty anunciara repentinamente su decisión de abandonar el tenis a los 25 años. Y mientras la australiana, dueña de tres grandes, se despidió diciendo que creía que había logrado ya todo lo que quería del deporte, Swiatek mantiene el hambre.

Su juego ha evolucionado y mejorado. Su mente tiene una renovada fortaleza, en buena parte gracias a su trabajo con la psicóloga de rendimiento Daria Abramowicz. Como explicaba hace unos días tras una de sus victorias previas en Nueva York, donde hasta este año no había pasado de la ronda de octavos, ya no llora cuando va al baño entre sets y las cosas se han torcido, sino que busca con la lógica cómo puede mejorar y darle la vuelta a las situaciones adversas. “Estoy orgullosa de que no me rompo mentalmente en los momentos difíciles”, explicaó la polaca.

En la final de Nueva York barrió a la habitualmente creativa Jabeur. El 6-2 y 7-6 (7-5) le llevaron hasta lo más alto en un torneo al que había llegado, según dice, “sin esperar mucho” y del que se marcha, en cambio, con “la confirmación de que el cielo es el límite”.