Fútbol - Primera División

El Madrid pierde el paso en LaLiga

Un autogol de Nacho sentencia a los de Ancelotti en Mallorca - Asensio desperdició una pena máxima en un bronco partido, en el que Vinícius fue frenado con diez faltas

Raíllo empuja a un compañero para que obstaculice a Vinícius, al que le pidió que besase el escudo del Mallorca. |  // CATI CLADERA

Raíllo empuja a un compañero para que obstaculice a Vinícius, al que le pidió que besase el escudo del Mallorca. | // CATI CLADERA / Denís iglesias

Denís iglesias

El Real Madrid tenía una visita al dentista ayer. Sabía perfectamente lo que se iba a encontrar en Son Moix contra el Mallorca. Un partido duro, donde Vinícius, zarandeado en la previa, iba a ser objeto de la mayoría de las refriegas. El brasileño se besó el escudo en el descanso, después de recibir una amarilla por un pisotón sobre Maffeo, uno de sus antagonistas junto a Raíllo, que le devolvió el gesto justo antes del penalti fallado por Asensio que provocó el propio brasileño. El autogol de Nacho Fernández en la primera parte fue suficiente para que los bermellones sumaran su cuarta victoria consecutiva en casa.

El choque pilló con el pie cambiado a los madridistas. Tuvieron que visitar un campo complicado menos de 72 horas después de jugar ante el Valencia en el Bernabéu. A los madridistas se les cayó el emblema que llevan bordado en una camiseta que se perdió en los agarres y las refriegas que propuso un intenso Mallorca. El Doctor Aguirre se salió con la suya ante un Carlo Ancelotti que mascó chicles más rápido que de costumbre. El primero se lo tragó cuando no había empezado el partido. Courtois se llevó la mano a la pierna y no pudo salir de inicio. Se unió a la enfermería, como lo hicieron en los últimos días Benzema o Militao.

Esto provoca que Carletto tenga que recurrir a activos que están en el fondo de la nevera. Es el caso de Mariano, quien ingresó en la segunda mitad como recurso de última hora, pero que fue incapaz de firmar un tiro contra la puerta de Rajkovic, al que Vinicius quiso convertir en villano. Si algo caracteriza al brasileño es su resiliencia. Desde que llegó ha tenido que enfrentar comentarios y marcajes que le han masticado el cerebro hasta el punto de reponerse, a su manera, de todos los golpes. Cuando el Mallorca pensaba que lo había expulsado del partido con la amarilla y los continuos cortes, apareció para forzar una pena máxima que Asensio fue incapaz de transformar. Al jugador que despuntó con la bermellona le entró miedo en el escenario donde explotó. Desde el resoplido antes de iniciar la carrera se intuía un fallo que finalmente se produjo. El tercer error del Madrid en LaLiga desde los once metros.

A partir de ahí, el Mallorca se dedicó a entretener al rival con un repliegue intensivo. Los blancos confiaron en la providencia de los disparos lejanos con los que han conseguido el 30 por ciento de sus tantos. Pero solo consiguieron llenar la grada de Son Moix de balones. El otro recurso ofensivo fue una batería aérea de centros, tanto en juego como desde el córner. En la última jugada, Rüdiger conectó un cabezazo tras un caramelo de Kroos que se fue fuera por poco. Fue el acta de defunción de un partido donde no apareció la divina providencia de los lances finales con los que el Real Madrid ha construido una leyenda blanca.

Al revés, en las obras del fondo de Son Moix se izó la bandera pirata que lleva la calavera de Muriqi, al que no le hizo falta la autoría del tanto para ser el mejor del partido. Fue el primer defensor de un Aguirre al que su plan de detonación le salió a la perfección. Tan solo Camavinga, que hizo de barrera en las contras que buscaban el 2-0, entendió el contexto de un duelo que empezó con la primera falta a Vinicius, en el minuto 4.

Después vinieron otras 28 infracciones, 10 cometidas sobre el atacante madridista, que sufrió un marcaje desde días antes del partido, con declaraciones como las de Raíllo, que dudó de sus valores. Ancelotti, tras asumir la derrota, volvió a salir en defensa de uno de sus protegidos. “No es su culpa. Hay rivales que le provocan. Hay que cambiar el foco”, aseguró en una idea que reforzó Nacho, para quien “se está creando un ambiente que no favorece a nadie. Hay que dejar polémicas y tonterías a un lado”.