Eugenio Cobas.A CoruñaNo juega desde el 16 de diciembre, cuando disputó los últimos veintiún minutos en la derrota frente al Athletic (0-2), y es, junto a Munúa y al lesionado Valerón, el único futbolista de la plantilla que aún no ha sido titular en la presente Liga. Iago Iglesias no cuenta para Joaquín Caparrós, pero él no pierde ni la ilusión ni las ganas. El pasado viernes celebró "a lo grande" su vigesimotercer cumpleaños. No en vano, y pese a la falta de oportunidades, se siente "un privilegiado" por estar "en Primera, y con el Dépor".Esta semana vuelve la Copa y el técnico podría introducir alguna sorpresa en su convocatoria para viajar a Valladolid. "¿Volver el miércoles? Ése sí que sería un buen regalo", confiesa Iago, al tiempo que prefiere "no hacerse ilusiones": "Estoy trabajando duro con la idea de estar bien por si llega una oportunidad, pero sé que está muy difícil".Sólo tiene veintitrés años, pero lo que está viviendo le está "haciendo madurar" y "endureciendo" muy deprisa. No es la primera vez que pasa por una situación como la actual. Salvando las distancias, ya sufrió un calvario parecido en el Arteixo. "A todo hay que sacarle la parte positiva. Aprendí muchísimo cuando Brizzola no me puso ni un minuto y me tuvo en la grada. Nunca me había pasado que un entrenador no contara conmigo, y eso me sirvió para valorar muchas cosas del fútbol, y también de la vida. Ahora me está pasando otra vez lo mismo, aunque a otro nivel superior", argumenta.Da gusto verlo entrenar, aunque reconoce que hace unos meses tuvo "miedo de perder las ganas y la ilusión". "Para mí esto no está siendo complicado, aunque al principio pensé que iba a serlo. Cuando veía que no contaba tenía miedo de perder esa ilusión, pero estoy descubriendo en mí una faceta nueva que es la de que no pierdo para nada las ganas de entrenar, de aprender y de mantener la esperanza de jugar algún día".De todas formas, Iago es consciente de que lo peor que le puede ocurrir a un futbolista de su edad es no jugar, sea en el Dépor o en otro equipo. "Hay un periodo hasta los veintiséis o veintisiete años en el que casi es obligatorio jugar. En mi caso, también es así. Hice todo lo posible para que así fuese, con el tema de la cesión, pero no pudo ser y ahora intentaré buscar esa opción aquí", explica el joven.De momento, Iago prefiere no pensar a medio plazo sino "en el día a día". No mira más allá, aunque sabe que no puede permitirse pasar otro año prácticamente en blanco: "Cuando acabe la temporada ya habrá tiempo de valorar qué es lo mejor para todos, pero eso es algo que a estas alturas ni siquiera me planteo".Canterano y coruñés, una especie en peligro de extinción en el DéporCoruñés de O Birloque, Iago Iglesias Castro pasó por el colegio Alborada y el instituto de Elviña antes de iniciar sus estudios de Magisterio en Educación Física, de los que le falta "una asignatura" para graduarse. Empezó a jugar al fútbol en el Gaiteira, en el que militó hasta edad juvenil, y luego defendió durante tres años la camiseta del Calasanz antes de fichar por el Laracha. Arteixo y de nuevo Laracha fueron las siguientes estaciones en su carrera antes de firmar por el Fabril.La pasada temporada el canterano cumplió su sueño de debutar en Primera con el Deportivo, el mismo equipo cuyos partidos seguía de pequeño desde la grada de Especial Niños, desaparecida tras la última reforma de Riazor. "Yo debía de tener unos seis años. Entonces el Dépor estaba en Segunda y yo siempre iba al estadio con mi primo César. Recuerdo partidos en los que no había ni un alma en el campo", explica Iago. Actualmente es el único coruñés de la primera plantilla, algo que "se lleva como un sueño, como un orgullo y como un privilegio". "Noto que la gente me quiere porque soy de aquí y sabe lo que siento por los colores y el escudo, pero, al margen de eso, no me siento con más responsabilidad que otros futbolistas".La vida le ha cambiado desde su debut con el primer equipo, pero él sigue siendo "el mismo de siempre": "Todo esto no me asustó en su momento, y ahora tampoco. La verdad es que en este último año el tiempo ha ido pasando y no me he dado cuenta de que el cambio en mi vida ha sido tan drástico. Simplemente, lo que era un hobby pasó a ser mi profesión, pero al margen de eso mi vida no cambió nada a nivel personal".