¿Qué tal fue la experiencia de la concentración con la selección española de 3x3?

Fue una experiencia muy buena, es un paso adelante en la apuesta de la Federación por el 3x3. En otros países ya está mas desarrollado y va a ser olímpico en Tokio. Con el objetivo de posicionar a España en las mejores competiciones internacionales es muy bueno este tipo de concentraciones, con doce jugadores, para poder prepararlas.

¿Esperaba volver a vestir la camiseta de España?

Para mí siempre fue y siempre es un enorme orgullo, así que muy agradecido y con mucha ilusión.

¿Cómo se produce su transición a jugador de 3x3?

En verano, cuando el Básquet Coruña me dice que no cuenta conmigo para la próxima temporada, hablo con mis representantes. Jaime Alonso, uno de ellos, me cuenta que tiene una idea con el 3x3 porque ve que en otros países está siendo un boom, que va a ser olímpico y que cree que puede haber mercado. La primera idea era montar un equipo de 3x3 con una estructura y modelo de gestión como los de 5x5, pero al final mutó en un equipo profesional en el que los jugadores llevamos la autogestión del club. Estoy muy contento. Somos los primeros en estar todo el año trabajando y especializándonos en este deporte.

¿En qué se diferencia de la modalidad tradicional, más allá de que uno se juegue con tres y el otro con cinco?

Es un juego muy dinámico, a media pista y solo diez minutos o el primero que llegue a 21 puntos. Juegan solo tres jugadores, aunque el equipo lo forman cuatro y el entrenador no está en la pista. En España somos campeones del mundo de 5x5 y hay muy buen nivel en las ligas nacionales. Pero en otros países que se juega muy bien al baloncesto pero que no tiene tan buenas ligas, como Serbia, Letonia y Lituania, muchos jugadores han optado ya por dedicarse al 3x3 profesional. Es una tendencia. La Euroliga y la NBA no tardarán en hacer sus circuitos. Te da la opción a ver en una tarde en Madrid a toda una conferencia de la NBA a la vez que un concurso de mates y otro de triples. Es muy llamativo para el público. La sociedad va más rápido, queremos un consumo rápido, gratis y de calidad, como en las redes sociales.

Suena a callejero.

Lo es, pero no porque sea el torneo de un pueblo. Además de que se juega en el calle, a no ser que llueva, es callejero en el sentido de supone una democratización del baloncesto. Todo el mundo puede jugar. Tú te inscribes en la página de la FIBA y ya eres jugador del ranking mundial y según vas jugando, sumas puntos. Ya hay casos de jugadores de Brasil que saliendo de las favelas van a estar en los Juegos Olímpicos. Al final todo el mundo entiende el lenguaje de la calle: seas del sexo que seas, tengas la edad que tengas, llegas a la pista y el que pierde sale y el que gana, sigue.

¿Se sale del enconsertamiento, de tanta táctica?

Tácticamente es también rico, pero las posesiones son de 12 segundos así que hay que tomar decisiones más rápidas, las pulsaciones van muy altas.

¿Cuáles son las opciones de España para estar en Tokio?

En masculino está muy complicado porque no hay muchos jugadores que se dediquen en exclusiva todo el año al 3x3 y entonces no pueden sumar puntos. Pero las chicas sí que van a ir. La Federación tiene entre ceja y ceja París 2024.

¿Puede llegar?

Sería un sueño, no lo sé. Ojalá que sí. Yo de momento estoy aprendiendo, sumando. El objetivo es que la gente en España vaya conociendo el 3x3 y esto siga creciendo.

Su etapa en el Leyma terminó de forma abrupta, ¿le sirvió el 3x3 como una nueva motivación?

Ha sido un cambio de chip. Si esto no me llega a pasar, hubiese fichado por otro equipo de LEB Oro, varios se pusieron en contacto conmigo. Contento por el cambio, es un reto deportivo muy grande.

¿Se esperaba su salida del Leyma Coruña?

Después del primer año, firmé por otros dos. En verano, 15 días antes de que se acabara el plazo, me dijeron que el cuerpo técnico no contaba conmigo. Tenían todo el derecho del mundo. Pero sí que quizá mi idea cuando volví a A Coruña era para que fuera por muchos años, como se me dijo, el poder crecer a la par que el club. Pero para haber estado como el año anterior, en un sitio en el que el cuerpo técnico no me quiere, pues mejor no estar. Mejor para todos. Esto va con lo de ser jugador profesional.

Ricky Rubio se ha quejado. ¿Se sienten a veces como mercancía?

Puede ser que sí. Pero si te pones en ese extremo, todos somos mercancía. El club tiene que ser sostenible, tiene que haber unos gestores que buscan rentabilidad al proyecto, pero tanto en equipos como en empresas. Y eso hace que solo seas un número. Si eres profesional, tienes que preocuparte de devolver lo que invierten en ti.

¿Cree que el Leyma es favorito al ascenso a la ACB?

Sin duda es uno de los favoritos. Ojalá le vaya muy bien.

¿Le faltan referentes locales?

El rendimiento deportivo y donde hayas nacido son cosas diferentes. En mi opinión sí que es importante que lo clubs tengan gente de la casa, por la cantera, por la afición y por la identificación de ese jugador que siente los colores de una forma diferente.

Se fue muy joven a Vitoria para formarse en el Baskonia. ¿Se arrepiente de esa decisión?

Para nada. Suena a tópico, pero si no la hubiese tomado, no estaría aquí ni sería quien soy. No cambiaría nada de mis etapas. Todo me ha servido. Crecí de forma espectacular a nivel deportivo y personal.

¿Con qué soñaba ese niño?

Con ser jugador de baloncesto profesional, llegar a lo máximo, jugar en la ACB y en el primer equipo del Baskonia. Me pilló muy joven y tuve que cambiar el chip de jugar con mis amigos a de repente tener delante un sueño y luchar por él con muchas horas de trabajo.