El deporte coruñés no fue ajeno a la pandemia provocada por el coronavirus. Durante el 2020, sufrió, como el resto, el traumático trastorno de ver todos sus planes para la temporada truncados por la mitad. Desde equipos como el Liceo, que iba lanzado a por todos los títulos y con una Copa del Rey y de la Reina en A Coruña en el horizonte que nunca llegó a disputarse tras dos aplazamientos; o como el Leyma, que parecía en disposición de poder luchar por el ascenso a la ACB; a deportistas como Carlos Arévalo, Jacobo Garrido, Julia Benedetti y Alberto Seoane, que llevaban cuatro años esperando a la gran cita de los Juegos Olímpicos y que vieron como estos fueron suspendidos. Meses de parón, frustración y apertura de una nueva normalidad que dejó los pabellones vacíos pero que por lo menos permitió el regreso de la competición.

Durante el confinamiento, el deporte de la ciudad quedó en punto muerto. Muchos trataron de ingeniárselas para mantenerse en forma. Ingenio es la palabra, porque ante la falta de medios los clubes y los deportistas exprimieron la inventiva para buscar fórmulas para seguir activos y también para mantener despierto el interés de los más pequeños a través de juegos asequibles para el interior de las viviendas.

Cuando empezó a acercarse la apertura, la gran parte del tejido deportivo de la ciudad ya no tenía objetivos a la vista, con el grueso de las competiciones paradas. Del encierro se pasó entonces a la frustración porque casi ninguno quedó contento por la resolución de sus ligas. En especial el Liceo, que vio cómo la Federación rechazaba su petición de que se disputase un play off final y en cambio proclamaba campeón al Barcelona; pero tampoco quedó contento el Leyma, al que le negaron volver a las pistas. Sí hubo competiciones virtuales, como el tradicional Trofeo Miguelito, que tuvo que reciclarse.

La travesía Costa Coruña fue la primera en abrir la presencialidad. También hubo partidos en fútbol sala, para dilucidar el ascenso a Primera femenina. Tras más de cuatro meses sin jugar, el Viaxes Amarelle saltó a la pista para jugarse un puesto en la máxima categoría, que consiguió de forma brillante. Fue el tercer ascenso de los equipos coruñeses, aunque los otros dos se consiguieron de manera diferente. El del Borbolla de hockey sobre patines a la OK Liga femenina fue por concurso al quedar una plaza libre. El Maristas también se vio beneficiado por los huecos que quedaron libres en Liga Femenina 2 de baloncesto, aunque en su caso ya ocupaba puestos de honor cuando la liga se paró en marzo.

Poco a poco la situación se fue encauzando dentro de la nueva normalidad. Tomas de temperatura, entrenamientos con mascarillas y guardando la distancia de seguridad y test cada quince días en el caso de los equipos que compiten en categoría nacional, que vieron cómo regresaban sus competiciones. Contra todo pronóstico, porque parecía imposible unos meses atrás, se pusieron en marcha las ligas. Con algunos problemas por viajes frustrados o casos de coronavirus. Pero adelante. Lo que ya es una buena noticia. La otra la pusieron los equipos con su juego. 2020 termina con el Leyma en la segunda posición de la LEB Oro y, sobre todo, con un Liceo que bate los récords y que está al frente de la OK Liga con tres puntos de ventaja sobre el Barcelona.