El Liceo se impuso ayer el Mataró por 0-6, un resultado que le permite, al menos, dormir a la par del Barcelona y meterle presión para su partido de mañana contra el Vendrell. Los verdiblancos, no obstante, lograron algo más que tres puntos en el Jaume Parera. Aunque quizás el encuentro diga poco y el resultado fuese abultado hay que mirar más allá del simple seis a cero. En primer lugar, lo más obvio, porque el conjunto de Juan Copa volvió a ganar. Tampoco hacía tanto de las victorias. Solo eran dos derrotas. Pero después de que fuera prácticamente lo único conocido en toda la temporada, no estaban los coruñeses acostumbrados a estar tanto tiempo sin ellas. Segundo, porque marcó Marc Grau. Ya eran ocho las jornadas sin ver portería de un delantero que el año pasado había sido el pichichi del equipo y que era fundamental recuperarlo para la causa. Y tercero, porque se puso fin a la Adroherdependencia. Hubo seis goles, con seis autores diferentes, y ninguno del 77: Oruste, Grau, Torres, Platero, Carballeira y Di Benedetto.

La presión estaba sobre el Liceo. Tenía que recuperarse a sí mismo, volver a lo que le había hecho grande. Dejó la portería a cero, con un Grau que prácticamente no se vio inquietado aunque tuvo que emplearse en una directa. Y desde la defensa y su dominio aplastante, fue poco a poco llegando a la meta contraria hasta encontrar el hueco ante un Sergi Grané que en la primera vuelta, en Riazor, había sido un auténtico muro. El primero fue para Maxi Oruste, aunque con media firma de David Torres en una gran jugada en la que el argentino cogió el rechace. Justo antes del descanso llegaría el tanto de Grau. Después de él, el capitán coruñés amplió la renta y los goles fueron cayendo paulatinamente cuando Franco Platero, César Carballeira y Roberto di Benedetto sacaron la metralleta.