Nueva victoria del Deportivo Liceo, que sacó adelante un partido en Vic más complicado e incómodo de lo que la situación del equipo catalán marca en la clasificación de la OK Liga, en la que es penúltimo. El conjunto verdiblanco estuvo perdido en ciertas fases de la primera parte y aun así se fue al descanso con una cómoda renta de 0-3. Reaccionó en el segundo tiempo, aunque solo fuera capaz de anotar un gol más. Los diez minutos finales fueron de total dominio visitante para no dejar escapar unos tres puntos que le permiten seguir en la carrera por el título con el Barcelona, ahora a seis, pero con un partido menos para el equipo coruñés, que tiene que recuperar el aplazado contra el Palafrugell.

No empezó bien el partido. No estaba cómodo el Liceo, demasiado estático y oprimido. No pasaba problemas en defensa, pero tampoco sorprendía a un Vic, que en casa y con todo lo que tenía en juego, salió más centrado. La diferencia de calidad entre uno y otro es sin embargo enorme. Roberto di Benedetto hacía mucho daño en sus internadas. En una de estas, solo le pudieron frenar con un penalti. Jordi Adroher acudió al punto de la pena máxima pero no pudo con Burgaya. En la siguiente del francés, omnipresente, se metió con su potencia habitual para asistir a Jordi Adroher, que no falló en el último remate.

Comenzaron las rotaciones. Maxi Oruste y Marc Grau se plantaron un par de veces frente al portero local. Pero a Juan Copa no le gustaba lo que estaba viendo. La bronca a los suyos en el tiempo muerto fue de las que hacen mella. Hizo efecto a medias. Porque en el Liceo concedió un par de ocasiones al Vic que solo Carles Grau evitó, ante Carles Sánchez y Arnau Parcerisas, un desastre mayor. Ya en la recta final de la primera parte, David Torres aprovechó en el segundo palo otra asistencia de Di Benedetto para el segundo y Fabrizio Ciocale culminó una contra perfecta en tres pases para el tercero.

El partido estaba muy encaminado, pero no sentenciado. Incluso el Vic pudo recortar distancias al inicio del segundo tiempo. En un penalti, Carles Grau detuvo el lanzamiento de Carles Sánchez, pero este recogió el rechace y movió bien al portero para batirle. Aunque los rojiblancos se acercaron en el marcador, la sensación no era de que el partido peligrase. Pero el Liceo estaba en ocho faltas y dos más otorgarían una directa que sí podría complicar su visita al penúltimo clasificado. Lo solucionaron fácil. Con el cuarto de Fabrizio Ciocale, que le sacó partido a sus minutos dando mucha frescura a su equipo, en una jugada personal. Y sin cometer ni una sola falta en los once últimos minutos para quedarse en nueve. Además, la recta final fue un monólogo casi ininterrumpido de los coruñeses, con un ritmo alto y movimiento de bola, pero con escaso acierto ante un Burgaya que también realizó buenas paradas.