El Leyma cortocircuitó en el primer cuarto, renació en el segundo, se encomendó a los triples, hasta once, y a un desatado Nick Ward, 23 puntos, 14 rebotes y nueve faltas recibidas para 32 de valoración. Incluso sobrevivió de forma milagrosa a una antideportiva a falta de nueve segundos y con uno abajo en el marcador (80-81). Los dos fallos de tiros de libres del Valladolid, que además sacó de banda directamente fuera, le permitieron atacar para ganar y conseguir la primera victoria de la temporada. Hubiese sido un premio a la fe sin fisuras y a un Palacio de los Deportes de Riazor que inspiró a los suyos a mudar la cara con respecto al estreno. Ni la entrada a canasta de Zach Monaghan, ni el rebote de Ward rodeado de cuatro rivales, ni el tiro sobre la bocina de Lofberg. En el todo o nada salió nada para dilapidar las ilusiones naranjas. De un posible 1-1 se pasa a un 0-2. Dos derrotas en dos partidos. Mucho que remar.

Nick Ward, rodeado por Justin Raffington y Alec Wintering, los tres jugadores más destacados del Leyma-Valladolid. |  // VÍCTOR ECHAVE

Nick Ward, rodeado por Justin Raffington y Alec Wintering, los tres jugadores más destacados del Leyma-Valladolid. | // VÍCTOR ECHAVE María Varela

La sorpresa la dio Zach Monaghan. No solo se vistió de corto —el técnico el día anterior dijo que estaba prácticamente descartado—, sino que salió de inicio. Y, sin titubeos, protagonizó la primera canasta. Pase atrás para encontrar a Lofberg, abierto, y que este anotase el triple. Fue una jugada que ya había hecho en Cáceres y que repetiría en los siguientes 40 minutos. El encuentro también empezó bien para Nick Ward. El pívot tiró de carta de presentación con acciones ofensivas y en defensa y cimentó una pequeña ventaja (7-3). Hasta el cortocircuito. El parcial fue de 7-21. El Valladolid triplicó al Leyma, incluso tuvo una ventaja de 13 puntos (11-24) que arregló Kadre Gray con un 2+1 antes de que finalizase el cuarto (14-24).

La reacción llegó desde la línea de 6,75 metros, con cuatro triples en el arranque del segundo cuarto. El último, de Javi Vega, que además en la jugada anterior había cogido dos rebotes ofensivos, una muestra de que el Leyma no estaba dispuesto a tirar la toalla. Monaghan puso el contador a cero (34-34) e incluso falló un adicional. El partido ya era otro y si el Valladolid se fue con ventaja al descanso fue porque sacó provecho del carrusel final de tiros libres (37-40). Ya no solo es que marcara más, el Leyma había frenado la sangría de puntos encajados.

A la vuelta de vestuarios, los triples volvían a ser decisivos. Si no eran las acciones de Nick Ward en la pintura, el Leyma solo anotaba desde el perímetro. Soluade sumó dos, Lofbertg otro. Para los dos, era el tercero de la tarde. Javi Vega firmó el último de la serie de cuatro. Los naranjas mandaban (54-50), pero siempre encontraban respuesta. Raffington (ex del Leyma) estaba inspiradísimo y Wintering empezaba a entonarse. Schaftenaar, sin Ward sobre la pista, bregó bajo canasta para seguir dando aire. Monaghan cerró el cuarto. El entrenador le dio los dos últimos ataques. Uno entró, el otro lo escupió el aro cuando se había ido de todos (60-57).

Los últimos diez minutos decidirían y arrancaron con fuera. Por parte de los dos equipos, que iban intercambiando golpes. Primero Valladolid, que en un abrir y cerrar de ojos ya se había puesto por delante. Después el Leyma, cuyos hombres pequeños encontraban a Ward y Vega volvía a acertar desde fuera (67-63), pero los visitantes se agarraban para de nuevo instaurar la igualada. Eran dos pasos para delante y dos para atrás. Un baile de minirachas que llevó la emoción hasta el último minuto, al que se entró con tres arriba para Valladolid. Dos tiros libres de Hamilton (80-81) hicieron creer. Incluso cuando los árbitros señalaron antideportiva a Monaghan. Los dos tiros libres fallados por Valladolid , que además sacó de banda directamente fuera, permitieron que el Leyma tuviera nueve segundos para intentar ganar el partido. Monaghan, Ward y Lofberg pudieron hacerlo. Pero se escapó. Y el próximo fin de semana toca visitar a Granada esperando que no se empiecen a encender las alarmas.