La Golden Cup que se disputó durante la semana pasada en el Palacio de los Deportes de Riazor fueron siete días de espectáculo de hockey sobre patines, pero también será recordada por los momentos de tensión que se vivieron el sábado, durante la semifinal de la competición entre el Sporting y el Barcelos, cuando el jugador del conjunto lisboeta Nolito Romero se quedó inconsciente en la pista después de recibir un bolazo. Los médicos coruñeses Alberto Garea y Julia Pérez, que se encontraban en la grada, fueron de los primeros en acudir al socorro del argentino al ver cómo la doctora del club y las asistencias sanitarias tenían que cortarle la camiseta por si había hecho una parada cardíaca. Todo quedó, afortunadamente, en un susto. Ellos dicen que no hicieron “nada del otro mundo”. Pero el staff del club lisboeta agradeció públicamente al matrimonio coruñés, vinculado al Compañía de María, su ayuda en ese momento crítico.
“Vimos cómo recibía el impacto de la bola en el pómulo y que perdía el conocimiento. Bajamos enseguida. Sobre todo Julia —que es anestesista— está más acostumbrada a hacer reanimaciones y podía ayudar porque quizás la médico del Sporting era más especialista en otro tipo de cosas como las lesiones deportivas”, explica Garea. “El jugador sufrió lo que conocemos como un síncope vasovagal”, añade. Las caras de preocupación de sus compañeros y rivales, que rodearon el cuerpo para que no pudiera ser tomada ninguna imagen, encendieron las alarmas. Pero su vida no corrió peligro, aunque Garea reconoce que en algunos casos, sobre todo en deportistas jóvenes, ese cuadro puede derivar en parada.
¿Se estaba preparado si el caso hubiese sido más grave? “Sí”, dice Pérez, “en el Palacio hay desfibrilador y además la ambulancia llegó rapidísimo, no tardaron nada y lo trasladaron al hospital, donde se confirmó que todo había sido un susto”, recuerda. “Y hubo un momento allí que casi éramos más médicos que jugadores”. En todos sus años en el hockey sobre patines, ya que son padres de jugadores, han tenido que intervenir en pocas ocasiones. “Recordamos a un jugador que perdió el conocimiento y otro que llevó un bolazo en las costillas”, dicen. Por eso Pérez aboga por la formación. “Toda la población debería tener conocimientos de primeros auxilios. Sobre todo los niños. Ellos serán los que puedan salvar a sus padres y abuelos”, aboga. También para el deporte, formación es vida.
