Desde 2014 el Liceo no quedaba apeado en los cuartos de final de la Copa del Rey. Los verdiblancos llevaban tres finales seguidas, la última con título, y en las tres anteriores ediciones habían llegado al menos hasta las semifinales. Pero ayer se acabó su reinado. Cedió su corona ante un Reus que no le dejó respirar. Entre eso y las paradas de Cándid Ballart, con una inspiración especial cuando se enfrenta a los coruñeses, los de Juan Copa terminaron asfixiados, sin ideas, completamente superados. Aguantaron hasta la prórroga. Antes solo habían conseguido marcar Jordi Adroher y Marc Julià, ambos de falta directa (1-1). Pero el gol de Checco Compagno a los treinta segundos del tiempo extra fue la puntilla y aún llegarían dos más, otra directa de Julià, que entró llorando. Y la sentencia definitiva de un Sergi Aragonés (1-4) decisivo en su defensa sobre Roberto di Benedetto.

No fue el día de los verdiblancos. El encuentro lo ganó un poco el Reus, que sin Raúl Marín hizo un planteamiento perfecto y se encontró con el extra de la inspiración de su portero con ¡25 paradas!; y otro poco lo perdió el Liceo, al que no le faltaron ocasiones, algunas muy claras, como para haberse puesto por delante, pero no tuvo la chispa de las grandes citas, calma suficiente en el último pase ni el control y la definición para ejecutar el plan. Es la primera eliminación a las primeras de cambio en la era Juan Copa. Una caída que revaloriza lo conseguido hasta ahora. Parece fácil. Pero no lo es. Le queda el play off por el título de liga al conjunto coruñés, desde ya centrado en el encuentro de la próxima semana contra el Alcoy que abrirá la eliminatoria, a tres partidos, de cuartos de final.

No hay forma fácil de definir un partido en el que un equipo tiene 25 ocasiones y pierde por 1-4. Tiene que ir más allá de la actuación descomunal del portero contrario. En los diez primeros minutos el Liceo probó a Ballart desde todas las esquinas y distancias, incluso una directa del especialista Adroher. Quizá eso le hizo entrar en calor. Incluso le ayudó el palo. Poca explicación hay más para que se llegara 0-0 al descanso, con los verdiblancos sin conectar ninguna de sus míticas jugadas al área. Marcaron nada más empezar el segundo tiempo, pero habían pasado los 45 segundos que cada equipo tiene para atacar. No subió al marcador. Y entonces, muy penalizados por las faltas, llegó la décima y Julià, un castigador habitual, acertó y toda la presión cayó del bando coruñés. Y no le salía nada. Se resbalaba. Se notaba pesado sobre la pista, asfixiado de calor. Y el Reus tenía las ideas más claras y estaba más tranquilo. El Liceo se encontró con la décima para empatar por medio de Adroher. Con 14 faltas para cada equipo, los dos intentaron no cometer errores. Álex Rodríguez en la recta final tuvo las más claras. Pero acabó el tiempo y en la prórroga Compagno cambió el signo del duelo. Ni siquiera entró el penalti final de Cesar Carballeira, ya con 1-4 en el marcador, para soñar con una remontada a lo Madrid. Se acaba un sueño. Empieza otro.

El doble campeón de Europa, reto de las de Stanis

Hizo historia el viernes al clasificarse para las semifinales de la Copa de la Reina tras eliminar al Vila-sana, anfitrión y líder de la OK Liga. Y ya va a por más. Hoy el Liceo tiene un reto todavía mayor (Onze de setembre (Lleida), 11.00 horas) porque se mide al Palau, doble campeón de Europa, el último título continental conquistado el fin de semana pasado en Gijón; campeón de liga, campeón de todo. Seguramente el Palau es al hockey sobre patines femenino lo que el Barcelona es al masculino. En su plantilla, media selección española, la columna vertebral de un equipo que domina en Europa y en el mundo con la portera Laura Vicente, Berta Busquets, Laura Puigdueta y Aina Florenza. No tiene punto débil el equipo de la pequeña localidad al norte de Barcelona. De hecho las verdiblancas ya han conseguido ganar este año a todas las grandes, porque lo hicieron en liga al Manlleu, al Cerdanyola y al Gijón y en Copa al Vila-sana. Pero todavía se le resiste el Palau: 3-4 perdieron en casa, 6-2 a domicilio. Pero en un torneo como la Copa, todo puede pasar. Ayer el conjunto dirigido por Stanis tuvo tiempo para descansar del intenso duelo de cuartos decidido en los penaltis. De recuperar a María Sanjurjo, con una brecha en la cara. De mimar a Alba Garrote, con un golpe en el hombro. Todas listas, siguen soñando.