Vela | Miguel Fernández Vasco Campeón de Europa y bronce mundial de la clase finn

Miguel Fernández Vasco: “Ir en barco a Mera con la tortilla es de pijos; destrozarse las manos navegando, no”

“Mi ídolo siempre fue Chuny, cuando me llamó para estar con él, fue la leche”

Miguel Fernández Vasco, frente al Náutico coruñés. |  // CARLOS PARDELLAS

Miguel Fernández Vasco, frente al Náutico coruñés. | // CARLOS PARDELLAS / María Varela

Miguel Fernández Vasco (A Coruña, 1984) iba para piloto de motos, pero la vela le desvió de su camino y como su padre le reñía por dejar las cosas a medias, se propuso llegar hasta el final en su nuevo deporte. Treinta años después de subirse a un barco, trece desde que probó en la clase finn, se encuentra en su mejor momento tras proclamarse campeón de Europa y colgarse el bronce en el último Mundial. Hoy será galardonado en la gala de la Federación Gallega

¿Puede describir lo que siente cuando va en el barco?

Pasas por todos los estados de ánimo. Si sales un día con sol, apenas viento, mar en calma, dices que es maravilloso. Pero si sales en invierno, con lluvia, viento, frío, abrigado con cuatro capas, colgándote del barco, sufriendo... piensas: ¿esto cómo le puede gustar a alguien? Hubo un momento el año pasado, en una situación de estas, que me di cuenta de que a pesar de todo, era un momento de felicidad para mí. Nunca me había pasado. En ese sufrimiento era feliz, pero creo que porque también estaba viendo mi evolución y a dónde me iba a llevar ese sufrimiento, que me iba a dar una medalla.

¿Alguna vez lo ha querido dejar?

Muchísimas veces. Pero piensas, cómo lo voy a dejar con todo el esfuerzo que he hecho para llegar hasta aquí. Tengo que continuar para terminarlo. Mi padre siempre me decía que no podía dejar las cosas a medias. Así que esta vez le puedo decir, después de ganar el Europeo y el bronce en el Mundial, que esto no ha quedado a medias.

Y aún le quedará.

Sí, aún me queda, pero estoy en un momento de orgullo personal por haber conseguido estas dos medallas y haber hecho la final del Stars Sailors League en Bahamas con Chuny (Bermúdez de Castro) y ser séptimos. Ya me conformaba tan solo con navegar con él. Y también por participar en la Ocean Race europea con el Viva México. Subirme allí fue como un colofón. Ya he conseguido unas cosas que de pequeño ni podía soñar que las conseguiría.

¿Chuny ha sido un referente?

Chuny ha sido mi ídolo desde pequeño. En mi habitación tenía dos fotos, una con él y otro con Javier de la Gándara, dos referentes de la vela gallega. Cuando Chuny te llama... es la leche, no puedes decir que no.

¿Cómo fue la experiencia con él en la Ocean Race europea?

Brutal. Fue un mes y al segundo a día a bordo ya no sabía en qué hora vivía. Íbamos diez, con dos guardias de cinco. Es decir, cinco iban trabajando y cinco durmiendo. Y cambiábamos cada cuatro horas. Me fascinó estar tan alejado y tantos días de la costa. Mirar en el navegador dónde estaban los otros barcos y ver que no había nada alrededor.

¿No le tienta la Vuelta al Mundo?

Lo pensé, pero ahora por el trabajo no puedo irme un año. Si me tocara el euromillón, igual sí me lo planteaba, pero tampoco juego... Me pude ir dos semanas al Mundial a Miami porque me llevé el ordenador y atendí a los clientes. Pero en el barco, a 25 nudos de velocidad, dando botes, no tienes la cabeza para eso.

¿Le queda la espina olímpica?

Sí. No voy a engañar. Todos queremos ganar una medalla olímpica. Lo tuve muy difícil por el reparto de las plazas, que creo que no es justo. Para Río 2016 España se quedó fuera por un puesto y yo creo que ahí hubiese podido conseguirlo. Después ya nació mi hijo y se me complicó todo bastante.

¿Se plantea cambiar de clase?

Volver a empezar en otra clase es muy difícil. Y además la federación internacional ha puesto unas clases olímpicas que los que pesamos alrededor de 85 kilos o para arriba no encajamos en ninguna.

¿Por qué?

Hay lobbies de astilleros. Antes los barcos eran de construcción libre. Ahora solo queda el 470, porque el ilca solo lo fabrica ilca, las tablas de windsurf, el 49er, el 49erFX... todas son monomarcas. Han hecho una presión muy grande y la federación decidió llenarse el bolsillo antes abrir la vela olímpica a todos.

¿Siempre navega solo?

Sí, porque no dependes de nadie. En cambio, me apetece mucho el Mundial de J80 que es este año en Bayona porque vamos a ir con un barco del club con chavales juveniles de la escuela. Quiero demostrarme a mí mismo que puedo ganar en más categorías, reafirmarme que si soy capaz de hacerlo en dos categorías, será que seré bueno y que no será suerte. Además es un proyecto que presenté al club porque voy a coger a esos chavales y voy a compartir con ellos todos mis conocimientos y espero que ellos después los pasen a otros de generación en generación. Creo que lo podemos hacer bien, top diez seguro.

¿Hay cantera?

Le doy siempre las gracias a Mónica Martínez por meter el deporte de la vela en la ciudad. El programa O Atlántico parte de ti es lo que había que hacer, que los colegios vengan a probar. Igual que sabes nadar, igual que sabes conducir, también deberías saber manejar un barco. Yo creo que es una idea magnífica y pueden salir bastantes regatistas de ahí, chavales que igual en su vida nunca se hubiesen planteado hacer vela y que vienen, prueban y se dan cuenta de que no es un deporte de pijos.

¿Todavía existe ese prejuicio?

Es un lastre que nos va a costar mucho quitarnos. Muchos de los que estamos dentro tampoco ayudamos, yo no me incluyo, con todo el postureo. La gorrita, las gafitas, el polo... déjate de tonterías y ponte a navegar. Ya me gustaría ver a esos, como me pasó a mí, entrando al estrecho de Gibraltar con 40 nudos de proa, el barco dando unos botes tremendos, con las manos destrozadas de tirar de los cabos... en condiciones así de difíciles, ahí no ves a los pijos, eso no es de pijos. Ir a Mera con la tortilla, sí.

¿Cuánto tiempo pasa preparándose en el agua y cuánto fuera de ella con toda la intendencia?

Hay mucho de las dos cosas. A diferencia de otros deportes, en este te condiciona el viento. En la programación de la semana ves el parte y en función de eso ya ves qué cosas vas a poder trabajar o no. Si hay viento ya sabes que vas a poder trabajar en el agua y si no buscas más tiempo de gimnasio, de bicicleta o dedicarle tiempo al barco de puesta a punto, que también hay mucho. Y también a buscar algún apoyo de patrocinios, que está bastante complicado.

La logística de la vela es complicada, empezando por las dificultades para trasladar el barco.

Para el Mundial de Miami mandé el barco a finales de noviembre, llegó tres días antes del Mundial, al terminar lo cargué y no llega aquí hasta mediados de marzo. Todos los días me levantaba y pensaba dónde estaría el barco, si habría tenido algún golpe el contenedor.. por suerte todo salió bien. Fue lo que más me agobiaba porque lo mandamos con dos meses de adelanto, llegaron problemas de papeles de aduanas, se fue retrasando.... pero llegó.

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