Baloncesto - LEB Oro

80-66 | De dos en dos también gana el Leyma

El equipo naranja, negado con el triple, bate a un mermado Valladolid para mantener su renta de dos victorias a falta de cuatro jornadas

La lesión de tobillo de Diagne encendió las alarmas, pero el pívot senegalés abandonó el pabellón por su propio pie

El Leyma cumplió el objetivo con un triunfo plácido sobre un Valladolid que si ya le faltaba el base titular, además de su jugador franquicia, perdió también al suplente tras solo un par de minutos de juego. Así que los naranjas lo tuvieron un poco más fácil, pero fue el aro el que se lo complicó. 3 de 23 en tiros de tres (solo un triple hasta el último cuarto). Un porcentaje que suplió mirando hacia el interior. Victoria, al fin, sin miramientos (80-66). Y récord histórico de club pues ya van 24. El mejor Leyma de todos los tiempos. La lesión de tobillo de Atoumane Diagne, que abandonó finalmente el pabellón por su propio pie, fue lo único que empañó el magnífico panorama que tienen por delante los naranjas, con un margen de dos triunfos sobre el pelotón formado ahora por San Pablo, Tizona y Lleida y solo cuatro partidos por delante. La ACB más cerca. Pero aún queda remar.

La salida fue contenida, cocinada a fuego lento, dosificando los esfuerzos porque las piernas llevaban ya una considerable tralla encima en una semana de tres partidos. El ritmo de anotación era lento y el juego estaba trabado, en teoría una situación que le interesaba al Valladolid y no tanto a un Leyma que tiene un máster cuando toca correr de un lado a otro de la pista. Alejandro Galán empezó al nivel mismo nivel de energía que había acabado el duelo del miércoles frente a Tizona. Pero el conteo era tirando a escaso. El que le metió una marcha más fue Ingus Jakovics. Un acelerón en el ritmo y en el marcador con asistencias y robos que abrieron la primera pequeña brecha (20-13) al término de un insólito cuarto en el que ninguno de los equipos fue capaz de anotar un triple.

El primero llegó en el inicio del segundo cuarto, de Romaric Belemene para un Valladolid que redujo la ventaja hasta el 24-23 con un parcial de 4-10. Los naranjas no se pusieron nerviosos. Y fue el momento que marcó un antes y un después. Por las virtudes locales, pero también por los fallos de los pucelanos, que se quedaron anclados en esos 23 puntos hasta prácticamente el descanso, para el que faltaban más de seis minutos. Así que el Leyma le devolvió con creces el parcial, que fue de 12-1. Y si no fue de más fue porque los coruñeses parecían enfadados con el aro. Yunio Barrueta acertó un triple (28-23), el primero y casi el último (porque hasta los minutos finales, con todo ya decidido, no llegaría otros de Font y Pablo Hernández). Pero no importó. El Leyma desplegó un nivel altísimo de intensidad en defensa y en ataque abrió pista moviendo el balón de una esquina a otra buscando al hombre mejor posicionado. De dos en dos puntos también se puede ganar. Y fue la manera que tuvo para dar un estirón a la ventaja para llegar al descaso con 37-24.

Ya no aflojó más el Leyma. Ya no tuvo más momentos de dudas. Valladolid también notó la falta de rotación. No solo le faltaban sus dos jugadores más importantes como Mike Torres y Devin Schmidt, es que además perdieron a las primeras de cambio al otro base de la plantilla, el lituano Zigmantavicius, que no volvió a salir más desde el primer tiempo. Y jugar con el plan D ante el líder es casi una forma de suicidio. Porque además el Leyma seguía como una apisonadora, un martillo pilón. Ahora dos, ahora otros dos y dos más. De Lundqvist. De Burjanadze. De Diagne. De Barrueta. La amenaza llegaba por todas partes. 63-43 para terminar el tercer cuarto. Y 80-66 en un último en el que, ya sin nada en juego, sirvió para el lucimiento de Pablo Hernández. Pero también para una lesión de tobillo de Atoumane Diagne. Pendiente de evaluación, el pívot senegalés abandonó la pista asistido por sus compañeros pero ya se fue del pabellón por su propio pie. Quedan cuatro batallas y el Leyma necesita a tods sus efectivos.