Balonmano - Primera Nacional

Un capitán al vuelo: dos mil kilómetros para empujar al OAR a la fase de ascenso

Francesco Aragona trabaja desde hace semanas en Florencia, pero cogerá cuatro aviones para no perderse mañana el último partido de la fase regular contra el Carballal

Francesco Aragona, en un partido de esta temporada.

Francesco Aragona, en un partido de esta temporada. / Arcay/Roller Agencia

Dos vuelos hoy viernes, Florencia-Madrid y Madrid-Santiago. A Coruña-Vigo ida y vuelta en autobús mañana sábado. Y otros dos aviones, Santiago-Bilbao y Bilbao-Florencia, el domingo. Dos mil kilómetros para venir y otros dos mil para volver en un mismo fin de semana. Porque Francesco Aragona (Palermo, 1996) no quería dejar al OAR sin su capitán en el último partido de la liga regular en el que lucha por clasificarse para la fase de ascenso. Tiene que culminar un trabajo deportivo iniciado hace cinco años y dejar al equipo lo más arriba posible, aunque su vida laboral le llevara hace unas semanas a volver a Italia. “Tuve una oferta irrechazable, una enorme oportunidad para mí”, reconoce el jugador, que ya se dedicaba al sector turístico en A Coruña y al que, haciendo un máster de Revenue Management para maximizar los ingresos de un hotel, le llamaron de uno de lujo de cinco estrellas situado en el centro histórico de Florencia —la habitación más económica tiene un precio de 1.800 euros la noche—. “Hablé con el club y llegamos a un acuerdo para que estuviera en las dos últimas jornadas y si el equipo se clasifica, en la fase de ascenso. El de la semana pasada me lo perdí por un malentendido. Para el de esta ya tengo sacados los billetes. Si todo sale bien, viernes al mediodía estaré en A Coruña”.

Aragona ya es medio italiano, medio coruñés. “Para mí no es un esfuerzo hacer esto. Es como si fuera a ver a mi madre, lo hago con gusto, no por obligación”, señala. “En los cinco años que llevo, siento que me he unido mucho al OAR y le tengo mucho cariño al club. La oferta era irrechazable, pero dejarlos así, con todo en juego, no era tampoco mi manera de ser. Así que iré al partido, ojalá ganemos, bueno, espero que sí, sino no voy desde Italia”, añade. Y volvería en el caso de clasificación para la fase de ascenso. “Evidentemente, no tendría sentido venir solo a este partido, ya está pensado así”, dice. El jugador estará como mínimo hasta octubre ligado a este trabajo, por lo que no sabe qué le deparará el futuro en el OAR. Pero aunque se cierre ese capítulo, no lo hará el vínculo con la ciudad. “A Coruña es casa. Volveré, acabaré yendo y viniendo. Si no, mi novia me tira de las orejas”, bromea. Aragona habla desde un tren porque regresa de ver un partido de fútbol de su equipo, el Palermo. Las ventajas de estar en su otra casa, aunque apunta que no tenía mucha morriña. “Estaba muy cómodo en España. Volver no fue algo que decidiera yo... sino que me lo puso la vida delante”, aclara .

Un año de menos a más

El capitán del OAR está convencido que lograrán el objetivo en una temporada en la que el equipo tuvo muchos cambios, incluido el obligado en el banquillo por el fallecimiento hace un año de Pablo Aguirregabiria y a donde llegó Marcos Rodríguez. “Para los veteranos, siempre es raro girarse y no ver a Pablo en el banquillo. Pero es la vida, hay que tirar para adelante y aceptar los cambios, porque la vida es eso, un continuo cambio”, reflexiona. “Este año vino bastante gente nueva. Y tuvimos que ir montando el puzle, viendo las piezas, cuáles conjuntaban más y menos... y así hasta el final en el que el grupo ya es compacto —con la incorporación de última hora de Matías Paya— y ya tiene su cuadratura”, explica sobre la temporada que sitúa al OAR en una segunda posición que defenderá en la última jornada del acoso del Teucro, a un solo punto. “Dependemos de nosotros mismos, tenemos la sartén por el mango”, analiza.

Él se perdió la victoria en Ourense, que fue clara del equipo coruñés, y la del pasado fin de semana en San Francisco Javier, donde los locales sufrieron para imponerse por 35-34 al Bueu, un triunfo vital. “Si perdíamos, perdíamos también la fase. Todo el año luchando por un objetivo y no conseguirlo así, en la penúltima jornada...”, recuerda sobre sus sensaciones de tener que ver el encuentro a través de una pantalla. “Solo podía mirar y sufrir. Fue un mal partido y estaba todo el rato ‘¡Madre mía!’ Por suerte estaba mirando el otro y el Teucro también estaba perdiendo. Ya pensaba que nos hacían el regalo. Pero al final fuimos los dos para arriba y me tranquilicé un poco más”, continúa. Sobre la última jornada, Aragona cree el OAR tiene que estar centrado en su partido y olvidarse de lo que pueda hacer el rival. “Nos vale incluso el empate”, valora, “si perdemos ya miraremos lo que hicieron ellos”. El Carballal no se juega nada, pero no se fía. Ya les ganó en A Coruña en la primera vuelta y querrá despedir bien la temporada en casa: “No sé por qué, pero los equipos siempre se quieren lucir contra nosotros. Además son de Vigo... Si nos pueden fastidiar la fase, lo harán”.

“A Coruña es una ciudad abierta al deporte”

“A ver si nos clasificamos para la fase de ascenso y nos sumarnos al carro de todos los equipos de la ciudad que luchan por subir”, dice Francesco Aragona, un italiano ya enraizado con la cultura española, gallega y coruñesa. Al jugador nacido en Palermo no le extrañan los éxitos del deporte coruñés de esta temporada. “En estos cinco años me he dado cuenta que A Coruña es una ciudad volcada con el deporte. Es muy abierta en ese aspecto”, indica. Y los ascensos —ya lo lograron el Dépor Abanca en fútbol y el CDM en hockey sobre patines; lo intentaron el Maristas y el Zalaeta— ayudarán a mejorar. “Cuantos más equipos en categorías altas haya, más abanico de posibilidades tendrán los niños para aprender de los mejores y poder crecer. El baloncesto en la ACB, el Dépor en Segunda, el OAR en Segunda, el Liceo siempre arriba... hay un abanico top”, valora. “Si tienes los equipos arriba es un espejo para los niños, para que quieran hacer esos deportes y seguir fomentando todo esto en la ciudad. Los niños estarán más interesados en un deporte cuanto mejores sean los jugadores que vean”, reflexiona.

Suscríbete para seguir leyendo