baloncesto - LEB Oro

El universo ACB obliga a redefinir el proyecto del Leyma

Tiene que revolucionar su plantilla, su estructura y sus instalaciones en unos meses

Vista general del Palacio de los Deportes de Riazor en un duelo ante Castellò hace unas semanas. |  // IAGO LÓPEZ

Vista general del Palacio de los Deportes de Riazor en un duelo ante Castellò hace unas semanas. | // IAGO LÓPEZ / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

La esencia del Leyma sensato y de crecimiento gradual seguirá, pero nadie duda de que muchas cosas tienen que cambiar para que sea en unos meses nuevo equipo de la ACB. Ya se ha ganado el derecho deportivo y ahora debe refrendarlo en los despachos, algo que acabará ocurriendo. Hay condicionantes económicos que cumplir, pero ante todo debe adaptar su estructura deportiva y de gestión, sus instalaciones y su plantilla a la que, posiblemente, es la mejor liga de Europa.

Inscripción

Lo primero, que no lo más difícil, es cumplir con los requisitos económicos que exige la ACB. Además de no tener deudas y estar al corriente de pagos y de ser SAD (lo es desde 2019), el club debe garantizar con documentación (gastos e ingresos...) un presupuesto mínimo de 2,5 millones, aunque es probable que se vaya hasta los 3,5 o 4, que es lo que manejan los equipos de la parte baja de la tabla. Si la patronal no ve justificada alguna parte, puede exigirle avales ante la posibilidad de incumplimiento de lo prometido. Además, el famoso canon que frenó muchas inscripciones hace años y que devaluó la LEB Oro ya no existe por sentencia judicial, pero los equipos deben hacer frente al llamado valor de participación. Es una cantidad de en torno a dos millones de euros que debe asumir en cuatro años a partes iguales, pero que solo debe desembolsar en el primero. El resto se le devengará de sus ingresos de la competición, de lo que le desvíe la patronal. Es un dinero que recuperará en caso de descenso a LEB. Eso sí, este verano debe poner por delante ese medio millón.

¿Palacio o Coliseum?

Es la gran disyuntiva, la que lleva revoloteando sobre el club los últimos años. El Concello de A Coruña, por la agenda de conciertos del Coliseum, pretende que siga jugando en el Palacio y está dispuesto a arrimar el hombro, sin especificar, pero siempre junto a la Xunta. Habría que poner gradas supletorias desmontables en los fondos para llegar al aforo mínimo de 5.000. Al club naranja no le importaría marcharse al Coliseum, donde doblaría la capacidad y tendría cintura para poner precios populares y hacer crecer masa social y los ingresos, pero corre el riesgo de perder el tirón de jugar en el centro y de que sea incómoda la experiencia sin un buen plan de transporte público. Los problemas con las instalaciones no se quedan, ni mucho menos, ahí. Si se apuesta por el Palacio, hay que recordar que es una instalación protegida y cualquier intervención está fiscalizada al máximo. Otro de los grandes inconvenientes es la climatización. El equipo naranja llegó a jugar la pasada temporada con calefactores y hubo un roce de Diego Epifanio con el Ayuntamiento coruñés. La ACB, ya 90 minutos antes del inicio del duelo, exige una temperatura mínima de 18º y una máxima de 24º, estándares que está muy lejos de cumplir el Palacio. Otro de los puntos a resolver es que el equipo comparte instalación hasta con actividades de las Escuelas Deportivas Municipales y que los vestuarios también requerirían una profunda reforma. La ACB requiere vestuarios de 60 metros para cada equipo, de 25 para cada staff técnico y del mismo espacio para los colegiados. Además de infinidad consideraciones técnicas sobre la pista, la publicidad, los patrocinadores, las retransmisiones televisivas, la iluminación...

Estructura de club

La máxima competición del baloncesto español estipula que los clubes deben tener una estructura mínima con áreas deportivas, de gestión administrativa y de contabilidad, de marketing, de comunicación y de ticketing. Cada una tiene que tener un plan (sobre todo de mercadotecnia y de venta de entradas) y la ACB debe tener constancia de él y coordinar diferentes aspectos. El Leyma tiene que dar un paso al frente porque las exigencias son máximas. En comunicación tiene que adaptarse a las peticiones de los operadores televisivos, que tampoco son menores.

Plantilla

Al Leyma le toca renovar su plantilla a todos los niveles por los cupos de la ACB y porque el salto deportivo y económico de la plantilla es importante. Debe tener a cuatro jugadores españoles o formados en España entre su roster de 12 (dos extracomunitarios) y crecen las opciones de que sigan jugadores como Beka Burjanadze, Alejandro Galán o Atoumane Diagne, según sean capaces de cumplir los requisitos. Los salarios subirán por la exigencia y el nivel y porque ya el montante mínimo por convenio se va a los 28.000 euros por el acuerdo que tienen la ACB y la ABP. El club quiere que siga Diego Epifanio, pero así como hace un año apostó por la continuidad en la plantilla, no está claro que ocurra lo mismo este verano.