Deja el Deportivo un futbolista grandioso y todavía mejor como persona. Es un profesional íntegro, un hombre que siempre ha hecho grupo y que jamás generó ninguna situación conflictiva. En el año 2000 le solicité al presidente Lendoiro su contratación porque creía que nos iba a venir bien de cara al estreno en la Liga de Campeones, para alternar con algún jugador que estaba entonces, como Djalminha. Mi relación con él siempre fue magnífica. Se le contrató y en estos 13 años ha dado días muy buenos al Deportivo. Ha sido feliz en A Coruña y los aficionados también viendo su forma de jugar y su comportamiento ejemplar de siempre. No se le puede poner ni un pero. Es siempre muy buen compañero. No tiene ni una pizca de maldad. Como jugador, para mí es un ingeniero del fútbol, con mucho ingenio, mucho talento y mucha pausa. Además de todo lo que aporta en el campo y en el vestuario, siempre ha tenido mucho afán de superación, recuperándose de varias lesiones graves. Es uno de los futbolistas con más talento que he tenido. No se le puede negar. Ve donde los demás no ven. Ha sido diferente a la mayoría. Siempre lo ha dado todo y el último ejemplo fue el pasado sábado, viéndole pelear balones hasta el final. No pudo ser, pero él hizo todo lo que pudo. Ahora el Dépor tiene que buscar la forma de volver a Primera como sea. El sábado la afición y toda la ciudad dieron un ejemplo. Todo el mundo tuvo un comportamiento espectacular y ese apoyo unánime tiene un enorme valor de cara al futuro.