Dos semanas han bastado para que el árbol blanquiazul cambie por completo el aspecto que presentaba después del zarandeo que se llevó en el Sánchez Pizjuán. De triste, mustio y enfermo ha pasado ha tener vida y a florecer después del triunfo del domingo frente al Valencia (3-0). Los remedios de Víctor Fernández surtieron efecto para frenar el imparable decaimiento que se apreciaba después de perder en Sevilla y encadenar cuatro derrotas consecutivas. Fuera de descenso y después de dejar otras sensaciones, el horizonte se presenta más despejado para los blanquiazules en los siguientes partidos.

Un equipo con otro espíritu. De la imagen que dejaron los deportivistas en Sevilla a la que ofreció el domingo contra el Valencia media un abismo. Aquel equipo sin personalidad mudó hace dos días en otro con un espíritu completamente renovado, con unos jugadores completamente enchufados durante todo el encuentro.

Los cambios, capitales. Víctor Fernández introdujo seis cambios con respecto al partido en Pizjuán y cambió a Juanfran de posición. La fórmula funcionó, sobre todo porque dos de las novedades emergieron sobre el resto. Lucas se convirtió en el agitador del partido y Wilk en el centro del campo otorgó a los deportivistas el equilibrio que le había faltado en los partidos anteriores.

El efecto Lucas Pérez. Tal es la personalidad del jugador del barrio de Las Flores que terminó por contagiar al resto de sus compañeros. Su ímpetu compensó a la falta de ritmo que todavía evidencia y le permitió erigirse en el protagonista del encuentro marcando un gol el día de su debut con la camiseta y el escudo de sus amores.

Relevo generacional. Está por ver el grado de continuidad que Víctor Fernández otorga a su nueva propuesta, pero el domingo un joven canterano de 21 años vistió el brazalete de capitán por primera vez por delante de los líderes naturales de la plantilla. Manuel Pablo, Álex Bergantiños, Laure y Juan Domínguez no estaban por una razón u otra, así que Pablo Insua fue promocionado de manera súbita. Cumplió desde la discreción que le caracteriza.

Incógnitas en el aire. Las dudas giran alrededor de si la reacción del equipo fue objeto de la desesperación o un planteamiento meditado. Por momentos, el Deportivo volvió a dar síntomas de improvisación.